12.2.15

Cambio de nombre...¿y de rumbo?

En menos de dos meses este humilde rincón virtual cumplirá cinco años. Cinco años en los cuales he dado rienda suelta a mi creatividad (si así puede llamarse) y me he ido sincerando como nunca hubiera imaginado, publicando aquí infinidad de pensamientos y enunciados que no siempre mi círculo íntimo sabía (y desde luego menos aún el de conocidos), dada mi natural inclinación a la reserva. El blog surgió, recuerdo,  sin pensármelo mucho, en una noche de insomnio y como una vía, no de escape, sino de divertimento, de ocio, por probar.  Nunca había sido de escribir mis inquietudes en ningún lugar (de hecho siempre he empleado más los folios para dibujar) pero, cercano a los 25 años y al final de la licenciatura, se me presentaba una oportunidad, por obra y gracia de Internet.

En este quinquenio también ha habido una cierta evolución en el modo y el estilo de escribir, quiero creer que para bien  -lo noto al leer las publicaciones de 2010 y 2011- y en los temas elegidos. Antes predominaba la Historia, la actualidad, especialmente política, y los pensamientos personales (por ejemplo, dando la brasa pastelosa sobre estados sentimentales; en esto me han padecido propios y extraños, aunque no me arrepienta de nada), con poco espacio para la literatura, el cine,  los relatos de viajes o las jugosas listas sobre preferencias y aficciones. Se han mantenido, sin embargo, asuntos como la amistad, el pasado, el futuro o las obsesiones/debilidades por mi tierra, Almería, y la de adopción, Murcia. De un tiempo a esta parte se han incrementado los párrafos sobre  otras pasiones como el cine, los libros y la música, y, aunque no se ha desterrado por completo, la actualidad política ha perdido su lugar, tal vez porque lo último que deseo es convertirme en otro odioso tertuliano más (aunque sería uno sin sueldo).  Sigue habiendo espacio para mi amada Historia, pues no me olvido de ella.  También para los sentimientos, ya sean positivos, negativos, alegres, tristes, encontrados o inexplicables, pero, al filo de los 30 años, más experimentado y escarmentado, me he dado cuenta que ni me dejo llevar por la emoción como antes, ni tengo la necesidad de plasmarlo aquí. 

Cinco años y  164  entradas dan para mucho,  también para que la difusión de este blog aumente o disminuya, pero especialmente y para sorpresa mía, ha servido para descubrir que me lee mucha más gente de la esperada, desde luego a enorme distancia de lo que imaginaba cuando comencé a publicar en 2010. Contaba con que los amigos más cercanos serían los habituales, y en ciertos casos los más críticos (algo que valoro especialmente),  pero poco a poco, gente con la que tenía mediano, escaso o ningún contacto fue notificándome que me leía y que siguiera así. También ha servido para hacer amistad con personas totalmente desconocidas a través de él.  E incluso fuera de España, puedo decir con orgullo que me siguen con cierta asiduidad en tierras admirables como Argentina o México. Verdaderamente es maravilloso, y sin duda una de las grandes ventajas de Internet, que quien estas líneas escribe, un Don Nadie conocido si acaso por menos de un centenar de personas, pueda ver publicadas sus locuras y ser leído aquí y allá a un solo golpe de clic, y lo dice alguien que tanto critica la excesiva tecnologización y el esclavismo de las personas sometidas a la red.

Así, incoherencias aparte,  de momento este espacio seguirá como hasta ahora. Con mi pequeño grupo de leales, y  otro mayor que llega aquí esporádicamente o de casualidad por los vericuetos de la web, ya sean conocidos o extraños, pero siempre personas bienvenidas, y donde siempre se aprecian comentarios y notificaciones, especialmente los críticos y las críticas, pues no escribo para nadie en concreto ni para agradar a alguien en particular; debo decir que la inmensa mayoría son siempre alabanzas y palmadas en la espalda, tantas que al final me lo acabaré creyendo y me convertiré en un escritor maldito que recorre los cafés y las tertulias, buscando que alguien le publique, con la vista perdida en una copa.  Fuera de bromas, este desocupado una vez más quería darle (daros) las gracias a todos y  a todas, por leerme. Aunque suene a postureo, ustedes (vosotros/as) me dan (me dais) la fuerza para seguir escribiendo y publicando desde la modestia y la falta de pretensión, cuando a  veces me pregunto "¿por qué seguir con esto?". Suena a postureo, a impostura, pero es la pura verdad. Gracias, de todo corazón. 

Por último, el segundo objetivo de la entrada. Que no es otro que anunciar el cambio de nombre del blog, no sé si el último, porque tampoco es el primero. En cinco años ha habido ya otros tantos títulos, desde el inicial  Al abordaje pasando por A mi manera,  Ancha es Castilla (primera vez) y los poco duraderos El corazón de las tinieblas (qué pretencioso fui)  A diestra y  siniestra (¡ja! ni que fuera Pérez-Reverte). Ancha es Castilla, el más longevo desde su reimplantación, viene a significar tanto la vieja expresión española para darse valor o para mostrar libertad de actuación, como, y  ya a modo particular, el título de una canción estimada en mi adolescencia, pero especialmente un enunciado con referencias a la esencia castellana (y por tanto hispánica) tan apreciada por quien escribe. Tal frase no ha dejado de gustarme, ni renuncio a ese sabor,  pero la encuentro, tal vez, un tanto rimbombante, y sobre todo, con demasiado eco histórico para lo que luego es el blog, donde la Historia en sí sólo es uno más de tantos temas y motivos. Soy algo meticuloso y perfeccionista, qué le voy a hacer. 

Así, el lugar antes conocido como Ancha es Castilla pasa a denominarse Castillos en el aire, otra expresión popular. Sigue habiendo algo relacionado con las fortalezas en el título, pero con otro sentido. Hacer castillos en el aire, según la RAE, viene a ser formar "ilusiones lisonjeras con poco o ningún fundamento", y efectivamente eso es, aunque conviene quitarle la carga negativa. Un castillo en el aire puede ser, como este rincón,  lo que alguien piensa y escribe, y sin mayores pretensiones ni ínfulas, se mantiene ahí, suspendido en el espacio atemporal.  Pero también, tenga más o menos base, sería para mí una idea, un proyecto, una ilusión, formada en la cabeza y que, por qué no, podría materializarse, podría llegar a hacerse realidad. Ese es uno de nuestros objetivos en la vida, considero, o si se prefiere, como dejó dicho George Bernard Shaw: "si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él". También es uno de nuestros derechos tener sueños, y una cierta obligación materializarlos, o intentarlo. A veces los castillos en el aire nos dan la vida, y pocas cosas son tan maravillosas como poder tocar uno después de haber asentado los cimientos.

Por tanto, aquí sigo, con mayor o menor frecuencia, escribiendo del sitio de Castelnuovo, de tal clásico descubierto, la última película vista o de cierto rincón con encanto,  despertando mucho, poco o ningún interés, escribiendo no ya sólo como divertimento, sino porque también me sirve de ayuda, en estos tiempos extraños y difíciles.  Por aquí seguiré estando. Gracias, de nuevo. 

2 comentarios:

  1. Me gusta el lavado de cara que le has hecho a tu blog! Aunque echaré de menos el nombre, al que ya me había acostumbrado, admito que este nuevo título me gusta más. Y no temas, que los que te seguimos siempre estaremos ahí. Y, con tu permiso, seguiré comentando con asiduidad para animar un poco el cotarro.

    Un beso muy fuerte!! (Y gracias! Ya sabes por qué ^^*)

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    1. Vaya, me alegro!! :) Yo también estaba demasiado acostumbrado ya, y le tenía cariño...pero bueno!. Y claro que me hará feliz que me sigas comentando por aquí (realmente la única, en el blog propiamente dicho jeje), eres muy importante.

      Un beso fuerte y ya sabes que no hay de qué.

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