12.6.14

Ya está aquí el Mundial.

    


   Desde los comienzos de este blog he escrito sobre (casi) todo, prácticamente, y ya es como una costumbre que cada dos años lo haga sobre fútbol. 
En efecto,   una vez más, el tiempo fugaz nos trae una nueva competición  de selecciones, para goce y disfrute de los que nos gusta este deporte y también como distracción de la realidad circundante. No me refiero, por supuesto, a que el fútbol solucione los problemas, pero ya se sabe que en determinados momentos puede entretener hasta al menos futbolero. Aparte, un Mundial de fútbol es algo único y especial, que puede paralizar al planeta (el cual desgraciadamente no se bloquea por otros asuntos más graves) y que en un buen número de ocasiones ha trascendido lo meramente futbolístico para mezclarse con la política, la sociedad o la historia. De hecho, este de 2014 está resultando polémico por las crecientes y violentas protestas del pueblo brasileño (ya es el más caro de todos los tiempos), por lo lejanas que están ciertas sedes entre sí (como Manaos, en medio de la selva amazónica) y por las obras apresuradas y a medio terminar de estadios e instalaciones; Brasil, pese a su espectacular crecimiento en los últimos años, sigue siendo un país en vías de desarrollo.

    El Mundial de fútbol como competición se acerca ya a los 85 años de historia y a la vigésima edición,  desde el primero celebrado en Uruguay en 1930,  y en tanto tiempo generación tras generación de aficionados (y no tan aficionados) han podido disfrutar, lamentar, enfadarse, alegrarse o llorar tanto como con las andanzas y desgracias del equipo de su país como las de otras selecciones favoritas u odiadas según sea la persona, ya sea por simpatías hacia tal o cual nación, por rivalidades y fobias históricas,  porque en determinada escuadra juegue su estrella predilecta o simplemente porque en el devenir de la competición se ha ido enamorando de su juego, del carácter demostrado o de sus partidos. 
   
  Prácticamente, hasta hace 6 años los españoles, al caer su selección a los cuatro o como mucho cinco partidos, tenían (teníamos) que dirigir sus miradas hacia otros equipos más potentes, históricos y triunfadores. Y yo no fui la excepción. Siempre, desde los cromos Panini prácticamente,  he tenido como favoritas a Inglaterra (aunque eso era antes) y a Alemania, especialmente. Con Italia tengo una relación de amor-odio que arranca desde el gran  Paolo Maldini (lo de la estrella antes referido) por una parte, y por otra, el codazo de Tassotti a Luis Enrique que escoció durante años y años.  Por Holanda siempre he tenido afinidad  y nunca he sido un entusiasta de Brasil o Argentina. Y Francia, por ejemplo, me encandiló en 1998 pero siempre he sido algo antifrancés, por lo general.
  Por supuesto, también se tienen simpatías y filias hacia selecciones más modestas encaminadas a alguna machada (o ni eso)  cada dos o cuatro años. Desde pequeño  he tenido simpatías hacia países (tan dispares entre sí) como México, Irlanda, República Checa, Uruguay, Bélgica o Croacia. 

  La cuestión es que para este día traigo -en realidad llevo tiempo en la cabeza con ello, y gran parte de este post fue escrito hace tiempo-  una especie de pronósticos y comentarios, sin ánimo de ser exhaustivo ni parecer un experto, principalmente de las 10 selecciones generalmente consideradas clásicas,  favoritas  o por lo menos habituales a estar en la pomada, como suele decirse, además de España, claro, ya que 32 son muchos equipos, y siendo sinceros, a quién puede interesarle de verdad un Costa Rica-Irán, por ejemplo, aparte de a la gente de esos países o seas Julio Maldonado. 



+Brasil: la indiscutible reina de las selecciones y potencia superlativa de este deporte; país futbolero por antonomasia donde los niños nacen  con un balón bajo el brazo. Imaginativos como nadie, abanderados del jogo bonito y del ataque -cuentan con 4 goleadores históricos con más de 50 dianas, liderados por "Pelé" con 77 en 92 partidos-,   festivos, filigraneros  y hasta cierto punto poco disciplinados y soberbios (no hay más que ver sus celebraciones de gol). Un Mundial sin Brasil no es Mundial, pues  no han faltado a ninguna edición  y cuentan con 5 títulos (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002),   2 subcampeonatos y 2 terceros puestos. Es por ello por lo que prácticamente están siempre obligados a ganar, si  no, se considera debilidad o fracaso.  Además, juegan en casa, por lo que ellos mismos van a ser su mayor enemigo. Y el sorteo ha propiciado un posible enfrentamiento con Italia ya en cuartos de final.  Con todo, el equipo parece algo más asentado y  más temible que en 2010, aunque tal vez sea  la "canarinha" que menos estrellas presenta, a priori, desde hace mucho tiempo.  Desde luego, Brasil tiene dos opciones: una, o no llega a la final, o llega a la final y la gana, porque como la pierda de nuevo (64 años después del famoso "Maracanazo") la catástrofe puede ser de dimensiones apocalípticas.
Pronóstico:  claro candidato al título. 

 

 La Brasil de Edson Arantes do Nascimento,  "Pelé" (el segundo por la derecha en la fila inferior) ,  en México ´70,  el equipo que implantó el "jogo bonito", considerado generalmente como el mejor once de todos los tiempos, donde también destacaban Rivelino, Tostâo, Gérson, Carlos Alberto o  Jairzinho.  En la final,  disputada en el Estadio Azteca de México D.F. ,  Brasil goleó a Italia por  4-1,  logrando su tercer Mundial en sólo 12 años.   En la fotografía  también aparece su entrenador, Mário Zagallo, una leyenda de la "canarinha" pues ganó como jugador los mundiales de 1958  y  1962, como seleccionador  el de 1970 y como segundo entrenador el de 1994, aunque perdería la final de 1998  frente a Francia, de nuevo como técnico titular. 





+Argentina: empieza a cundir entre los propios argentinos la sensación de que en fútbol, pese a la indeleble trascendencia de Maradona (quien como persona y por sus actos dejó y deja un tanto que desear, pero en el campo fue extraordinario) y a la larga tradición futbolera del país (ya fueron subcampeones en el primer Mundial)  su status como potencia planetaria de este deporte queda cada vez más reducida a los dos fogonazos en forma de título en 1978 (ganado en casa, con ciertos partidos sospechosos de amaño por parte de la dictadura, como el Argentina-Perú)  y en 1986 (ya con Diego Armando y su "mano de Dios"), pues desde el subcampeonato de Italia ´90 nada se ha vuelto a saber de Argentina.  Todo un drama para un país tan pelotero y donde ello se vive con tanta desaforada pasión de barrabrava. Desde luego, si Messi explota de una vez con su selección y arrasa como viene haciéndolo en los últimos años en España y en Europa, y le acompañan como es debido (pues la cantera de cracks argentinos que se exportan al Viejo Continente parece inagotable)  puede pasar de todo.
Pronóstico: total incógnita. Campeones no parece, pero deberían estar como mínimo en semifinales.  


Argentina -de azul- ,  anfitriona,  venció a Holanda  -ya sin Cruyff-  en 1978 proclamándose campeona por primera vez. En la llamada "final de los papelitos" (arrojar papeles al terreno de juego fue una manera silenciosa de desobedecer al gobierno, el cual había reclamado orden y limpieza para dar buena imagen al mundo)   quedaron para la posteridad  las palabras de César Luis Menotti, seleccionador argentino, hacia sus jugadores antes del partido, y que  resultan clarificadoras para definir el clima del Mundial y del país en general  bajo la dictadura militar de Videla: "Cuando salgan al campo, no miren al palco, miren a las tribunas. Allí está el pueblo".






+Uruguay: país y selección por las que siento gran simpatía. Se tiende a menospreciar y a veces a despreciar directamente -por lo menos desde Europa-  a un equipo que, aunque ya no sea de los punteros, es una vieja gloria perteneciente  a una pequeña nación (y cuya población no supera los tres millones y medio) donde el fútbol se vive con pasión y tiene una larga tradición (además fueron el gran impulsor del Mundial en sí).  Cuentan con dos triunfos (vale, uno es el primero de la historia, en 1930, y fue algo descafeinado porque la mayoría de selecciones europeas renunciaron al largo viaje al  Cono Sur, pero el otro es el del "Maracanazo" arrebatado a Brasil en 1950) y han acabado tres veces en cuarto lugar -algo que ni España o Inglaterra pueden decir-,   puesto que alcanzaron en Sudáfrica 2010. Tradicionalmente han sido un equipo duro, correoso, y desde luego son muy competitivos y actualmente cuentan con un equipo bien armado y con una delantera temible (Luis Suárez-Cavani-Forlán), aunque también es verdad que les ha tocado un grupo muy complicado, con Italia e Inglaterra. Pero a casta y coraje les ganan muy pocos.
Pronóstico: sería una proeza acabar entre los ocho primeros.  


La selección uruguaya protagonista del "Maracanazo" de 1950, en Río de Janeiro,  ante más de 200.000 personas. El primero por la izquierda en la fila superior es  su carismático capitán, el mulato Obdulio Varela, "el Negro Jefe".  Alcides Ghiggia (segundo por la izquierda, abajo), autor del gol decisivo, dijo que "sólo tres personas han conseguido silenciar Maracaná con un solo gesto: el Papa, Frank Sinatra y yo". Verdaderamente el ambiente enmudeció de forma sepulcral suspendiendo la fiesta preparada para Brasil;  no se tocó el himno del país ganador y nadie entregó de forma solemne el trofeo a los campeones, quienes prácticamente pidieron perdón por ganar. De hecho, se registraron varios suicidios de  aficionados,  el  entrenador brasileño abandonó el estadio disfrazado, Brasil dejaría de vestir  de blanco, su uniforme habitual hasta entonces,  para siempre y adoptaría el definitivo amarillo, verde y azul, y Barbosa, el  guardameta, fue despreciado el resto de su larga vida. 





+Alemania: se respeta y se teme a los germanos, pero no siempre se les considera como un gigante  planetario, cuando realmente lo son; tres títulos (1954, 1974 y 1990), cuatro subcampeonatos y cuatro terceros puestos; acumulan siete finales (sólo la canarinha puede igualársele),  nunca han bajado del décimo lugar en un Mundial (eso ni Brasil puede decirlo, y además fue sólo una vez y en el lejano 1938)  y sólo han faltado a dos en su historia: uno, el primero, en Uruguay,   y el otro,  el de 1950, cuando después de la II Guerra Mundial no se les permitió participar, con lo que queda todo dicho.  Alemania siempre ha sido ese rodillo  con un juego directo, sin florituras y poco especulador ("Si no sabes donde pasar el balón, simplemente ponlo en la línea de gol", dijo Sepp Herberger, entrenador campeón en 1954), y que si es preciso dispara desde 30 metros -ocho de sus goleadores históricos, liderados por Klose (69) y "Torpedo" Müller (68),  han marcado más de 40 goles, entre ellos un centrocampista- .   El  equipo teutón tiene ese inconfundible gen ganador que comenzó a cimentar su leyenda al vencer inesperadamente a la maravillosa Hungría de Puskas en el Mundial de Suiza (El "Milagro de Berna").  Cuesta encontrar una  Mannschaft  que baje los brazos a las primeras de cambio, e incluso cuando presenta equipos algo limitados, puede ser subcampeona, como en 2002. Lleva dos mundiales consecutivos conformándose con el tercer puesto, y en Brasil podría recuperar el trofeo después de 24 años. 
Pronóstico: candidata al título. Mínimo, cuarto lugar. 



La Alemania  del  "Milagro de Berna"  (Das Wunder von Bern)  del  4 de julio de  1954 . Se llamó así  porque nadie esperaba que el equipo de un país en plena reconstrucción  y formado por futbolistas semiprofesionales  derrotase a la extraordinaria selección magiar que llevaba  4  años  imbatida   y  goleaba  a los mejores combinados nacionales.  La sorprendente victoria frente a Hungría por 3-2 en un épico partido bajo una lluvia torrencial   insufló  energías  y  autoestima al  pueblo germano, gestándose otro milagro, en este caso el  " económico alemán" de la nueva  República (algo reconocido por historiadores como Joachim Fest).  
El primero por la izquierda es Fritz Walter, su  veterano capitán.  Anteriormente había participado en la Segunda Guerra Mundial  , siendo reclutado como paracaidista mientras seguía jugando, hasta que en  el avance del  Ejército Rojo por Europa fue capturado y  deportado a Siberia por los soviéticos en  1945,  pero  unos  guardias  precisamente húngaros  le reconocieron en Ucrania mientras daban unos toques a un balón  y le salvaron  del Gulag. 
 Walter   no olvidó nunca  a los magiares, pues en  1956, cuando la URSS invadió Hungría y muchos de los jugadores subcampeones en Suiza huyeron de su país,  quien les ayudó económicamente fue él,  demostrando una vez más  su calidad  humana. 






+Italia: otro de los miuras. 4 campeonatos contemplan a los transalpinos (1934, 1938, 1982 y 2006), si bien el primero siempre estará empañado por los descarados favores arbitrales hacia el anfitrión (que perjudicaron, entre otras, a la potente España de Ricardo Zamora) bajo la atenta mirada en el palco de Benito Mussolini. Con todo, Italia es una de las selecciones a tener siempre en cuenta; sólo han faltado a dos mundiales (1930 y 1958), han sido además subcampeones en dos ocasiones, terceros una vez y cuartos otra, y lo del equipo italiano es una mezcla de competitividad, gen ganador, suerte y un punto -o dos- de picaresca. Se les ha denostado durante décadas por el catenaccio y su énfasis en la defensa, como si fuera lo más deleznable del mundo; desde luego, admirable es ganar jugando "bonito", pero a ver por qué no  lo es obtener la victoria teniendo en el campo a 11 gattusos  con más corazón que talento. Eso también es fútbol.  Con todo, entrenados por Prandelli  y con un Pirlo barbado y  divino a los 35 años están tratando como nunca al balón.  Los italianos siempre han sido conscientes de sus virtudes y   limitaciones, pero saben jugar sus cartas y  compiten como nadie con ese orgullo de campeón que no se rinde tan característico.  La Nazionale es capaz de lo peor, como ese vergonzoso vigésimosexto puesto en 2010, y de lo mejor, como ganar el Mundial en 1982 y en 2006 cuando nada ni nadie le esperaba. Eso es Italia. 
Pronóstico: puede tanto irse a las primeras de cambio como ser ese bloque granítico de siempre hasta la final, pero es candidata al título.


 La selección italiana (con la  camisa negra mussoliniana, en vez de la habitual suplente de la "Azzurra", blanca)  haciendo el saludo fascista en 1938, Mundial disputado en Francia en un ambiente prebélico  a donde sólo acudieron dos países americanos, Brasil y Cuba, y  al  cual   no pudieron  presentarse  España, en guerra civil, o  Austria, 'anexionada' por la Alemania nazi.   Antes de la final, Benito Mussolini envió al equipo un telegrama con un mensaje tan escueto como siniestro, viniendo del Duce: "Vincere o morire" (uno de los lemas fascistas). Vittorio Pozzo, su entrenador, debió ser un hombre de  extraordinario temple, pues en el Mundial  de  1934  ya había recibido, antes del partido decisivo  y a través de un heraldo, otro 'recado' del dictador: "Señor Pozzo,  es  usted el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar". Los 'azzurri' ganaron ese Mundial,   y cuatro años después, bajo una intensa presión psicológica, Italia ganaría a Hungría obteniendo su segundo trofeo  y posteriormente,  al conocer la historia, el portero húngaro diría con cierto humor que había perdido un Mundial pero al menos salvado la vida a 11 personas.







+Francia: país con mucho peso en los organismos deportivos y desde luego en los futbolísticos; no en vano van a organizar otra Eurocopa, su tercera, en 2016,  apenas 18 años después de haber acogido su segundo Mundial (mientras a otros como España parece que le van a recordar toda la vida el de 1982 para futuras competiciones),  por no recordar su polémica clasificación para el de Sudáfrica 2010. En cuanto a su selección, es intermitente en cuanto a presencias y triunfos.  Ganaron por fin el Mundial,  en casa (1998), con ese inolvidable equipo de emigrantes y mestizos liderado por Zidane, y aparte de eso, cuentan con un subcampeonato y dos terceras plazas. Sin el bagaje triunfal de Alemania o Italia, por otra parte son un poco como estos últimos pues son capaces de lo mejor, como  ganar en 1998 o quedar segundos en 2006, y de lo peor (28º y 29º lugar en 2002 y 2010, respectivamente). También es verdad que las nuevas figuras que han surgido tras el inevitable retiro de las anteriores no han llegado aún a ese nivel superlativo de Zizou, Djorkaeff, Pirès, Henry,  Thuram  o Desailly. 
Pronóstico: tiene una primera fase tranquila  y unos octavos asequibles, pero parece complicado que superen los cuartos de final, con los cruces que les ha deparado el sorteo (Alemania, Argentina, incluso Portugal...) y con importantes bajas como la de Ribéry.


La Francia campeona en 1998, un equipo multirracial de inmigrantes (motivo de  airadas críticas del político  ultraderechista Le Pen)  donde sólo 8 de los 22 jugadores  tenían padres franceses. El resto era un conglomerado de hijos de antillanos, guyaneses, argentinos, argelinos, calmucos,  armenios, portugueses,  guineanos e incluso melanesios, pues de Nueva Caledonia (Oceanía) es Christian Karembeu (primero por la izquierda, abajo).  Para lamento  de Le Pen, todo el equipo cantaba con firmeza el himno francés,  La marsellesa. Todos,  excepto Karembeu. El motivo era que su abuelo había sido expuesto en calidad de  caníbal  (sin serlo),  en una jaula y durante 6 meses, como un animal,   en la Exposición Colonial  de París en 1931.  El himno nacional estaba para su nieto relacionado con  la humillación de sus ancestros. 
Aún así, esta selección francesa se convirtió en un símbolo de la idoneidad del deporte para integrar y desterrar de una vez prejuicios raciales. 






+Inglaterra: "mucho ruido y pocas nueces" definiría muy bien a los Pross - y a tantas cosas de este país-. Inventores del fútbol moderno (y por algo el primer partido internacional de la historia fue contra Escocia allá por el año...¡¡1872!!),  con clubes con larguísima tradición y un ambiente inimitable en sus estadios, en cuanto a la selección no pueden sacar tanto pecho, aunque su orgullo siga casi intacto, pese a que a Brasil acudan desprovistos de favoritismo. Pero los ingleses pueden mostrarse superiores por un hecho o  una hazaña durante décadas; en lo referente al Mundial, llevan casi 50 años viviendo de ese título obtenido en Londres con el polémico -porque no fue-  gol  de Hurst  en 1966, y vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, como suele decirse, cuando ni su trayectoria de antes (no debutaron hasta 1950, por ejemplo, aunque básicamente se debió a  la resistencia de los altivos ingleses a integrarse en la FIFA y porque no consideraban tener que competir en un Mundial para demostrar su superioridad) , ni la de después de ese Mundial es muy brillante: de hecho, han tenido sonadas ausencias, como las de 1974, 1978 y 1994,  y  lo más cerca que han estado de otra final es el cuarto puesto de 1990. 
Pronóstico: las grandes estrellas de los últimos 12 años (Gerrard y Lampard) están cerca de colgar las botas, luego está Rooney,  y el resto es un equipo de jóvenes prometedores pero por lesión van a faltar unos cuantos, así que nada apunta que todo lo anterior vaya a cambiar. Octavos de final; sería sorprendente de verdad que llegasen hasta los cuartos. 



La selección inglesa, con su capitán Bobby Moore a la cabeza,  sube al palco de Wembley para recoger el trofeo de campeón del Mundial de manos de su reina Isabel II.  Obsérvese  el  enorme blasón del Reino Unido, símbolo monárquico: todo muy pomposo, muy británico.  La Copa Mundial de 1966,  primer y único triunfo de Inglaterra y  celebrada cuando el presidente de la FIFA era  inglés (Stanley Rous) , se caracterizó por polémicas decisiones arbitrales y  facilidades en el calendario  que beneficiaron claramente a los anfitriones, pero también por  ciertas manipulaciones  de la organización,  como el hecho de que la selección inglesa jugase todos sus partidos  sin moverse de Londres,  en Wembley, de largo el mejor  y  mayor estadio del país. Pero sin duda la 'decisión' de  mayor importancia sería conceder  el famoso gol de Geoffrey  Hurst  en la final frente a Alemania, que no entró, como se vio claramente y como el mismo jugador reconocería años más tarde.






+Países Bajos/Holanda: los tulipanes van camino de convertirse en el  " segundón" por antonomasia, pues suman ya tres finales perdidas (1974, 1978 y 2010) teniendo en cuenta además que sólo han estado en nueve mundiales; aparte de esos tres subcampeonatos, fueron cuartos en 1998.  Actualmente están bastante lejos de lo que supuso la Naranja Mecánica de Cruyff o esos estilosos equipos con Van Basten, Gullit, Koeman,  Bergkamp o Kluivert, aunque ahora traen otra hornada joven, en su mayor parte proveniente de las inagotables canteras  del Ajax de Amsterdam y del  Feyenoord de Rotterdam. Aún así, con un equipo marrullero y calculador llegaron a la final de Sudáfrica en 2010, echando, entre otros, a Brasil.  Llegan a este Mundial entrenados por el peculiar Van Gaal y  en la fase de clasificación han arrasado, aunque eso no implique nada en absoluto, pues presentan importantes bajas como Van der Vaart o Strootman.
Pronóstico: pese a la vieja guardia  (Van Persie, De Jong, Sneijder, Robben y Kuyt), esta vez lo más normal sería que se quedasen en octavos, o como mucho, cuartos de final.


 Holanda en Alemania ´74, donde se le apodaría con  uno de los sobrenombres  más exitosos de la historia futbolística: "La Naranja Mecánica" (por el color de la camiseta y por  la película homónima de Kubrick  de 1971). Entrenados por Rinus Michels y liderados por Johan Cruyff,  fue un equipo revolucionario que vendría a implantar el llamado "fútbol total", donde todos los jugadores han de ser capaces  de desempeñarse en  cualquier puesto para no alterar la estructura táctica; por tanto, la posesión del balón ha de ser total y los pases y triangulaciones son continuas.  Holanda no fue campeona en este mundial ni  en el siguiente, pero suele recordarse como uno de los mejores equipos que pasaron por la competición sin ganarlo, como la Hungría de 1954 o la Brasil de 1982.  Su estilo de juego sería luego imitado y desarrollado por  el propio Cruyff como entrenador y por su pupilo Guardiola (estilo que tan poco gusta en Alemania).





+Portugal: nuestros vecinos peninsulares parece que tuvieron su última oportunidad de hacer algo grande en 2006, cuando, subcampeones de Europa 2 años antes, acabaron en 4º lugar en el Mundial de  Alemania, con ese buen equipo que mezclaba estrellas veteranas en la cumbre de su carrera (Figo, Pauleta, Nuno Gomes, Deco) con otras emergentes (Cristiano Ronaldo, Helder Postiga,  Tiago). Para Brasil 2014 no tiene mal equipo y Cristiano está imparable -si bien con la selección no parece  explotar del todo-, pero da un poco la impresión de que Portugal es el jugador del Madrid y 10 más, en el sentido de que es la estrella y está bastante sola; eso vale para  Oliver y Benji, pero no para un Mundial, a no ser que se sea Diego Armando Maradona en México ´86.
Pronóstico: como mucho, cuartos de final. 



El recientemente fallecido Eusébio (q.e.p.d)  marca de cabeza uno de los goles que eliminaron al  Brasil de "Pelé", en el Mundial de 1966, donde Portugal quedó en tercera posición,  su techo histórico. Nacido en Mozambique, "la Pantera Negra" era la estrella absoluta de su país y marcó 9 goles en  Inglaterra.  4 de ellos, a la  desconocida selección de Corea del Norte, la cual había llegado sorpresivamente hasta cuartos de final eliminando nada menos que a Italia  y que metió  3  goles a los portugueses en apenas 25 minutos. Probablemente de no ser por Eusébio, quien marcó esos 4  en media hora, Portugal no hubiera llegado a semifinales, donde caería frente a, cómo no, la anfitriona Inglaterra.





+España: en cuanto a la selección de mi país (me sigo negando a llamarla la Roja, y no es por cuestiones de política o ideología, si es que alguno lo piensa; me parece absurdo el abuso del nombrecito pues lo único que se quiere es no decir las palabras "España" o "nacional") , ¿qué puede decirse? Verdaderamente este sexenio es de absoluta gloria, con los triunfos consecutivos en la Eurocopa de Austria-Suiza (2008), el Mundial de Sudáfrica (2010) y la Eurocopa de Polonia-Ucrania (2012), proeza nunca realizada por otra selección europea. España, tras décadas de derrotas a las primeras de cambio,  mala suerte en los penaltis, perjuicios arbitrales, cantadas del portero,  etc, logró alejar en Viena  a  los fantasmas de siempre y volvió a ganar algo tras la Eurocopa del 64.  Enemigos tradicionales o cocos temidos desde siempre como Holanda, Italia, Francia  o Alemania eran por fin vencidos por los nuestros, increíblemente.  Ahora afronta un nuevo Mundial con un prestigio y unas responsabilidades nunca vistas (por primera vez acude como campeón del mundo).  Pero lo lógico, viendo el nivel de algunas selecciones y contemplando al propio equipo español, sería que este año... ya no. Los jugadores clave que han conseguido los tres títulos están ya en la treintena o más allá, como Casillas (33), Xavi (34),  Iniesta (30),  Villa (33),  Torres (30)  o Xabi Alonso (33) -y otros como Puyol (36)  ya se han retirado- y se encontrarían ante su canto de cisne; aunque hay otro grupo de jugadores vitales en los títulos algo más jóvenes,  como Silva (28), Ramos (28), Fábregas (27), Piqué (27) y Busquets (25), lo cierto es que las  jóvenes estrellas que han surgido parece que aún  no llegan al nivel de todos estos mayores.   Ni  ahora que es posible debe caerse en el triunfalismo fanfarrón (la prensa y la opinión pública ya daba  muestras de esto cuando España caía siempre en cuartos de final o antes, pero esa es otra historia), pero también es cierto que estos jugadores y otros han demostrado que se puede confiar en ellos. Un tercer o cuarto puesto sería un digno broche a esta generación irrepetible, pero no siempre es posible acabar merecidamente.
Pronóstico: por lo menos, entre los seis primeros.



El vizcaíno Telmo Zarra ("la mejor cabeza de Europa después de Churchill", como decían en la época por sus  poderosos testarazos) marcando  su mítico gol a Inglaterra en el Mundial de Brasil de 1950, donde España acabaría en cuarto lugar. La gesta tanto del gol  a un  gran rival, tanto a nivel  futbolístico como político (para la España de Franco,  y sólo cinco años después de la Segunda Guerra Mundial,  Inglaterra no era precisamente un país amigo) como del histórico puesto alcanzado  sería durante décadas considerada la mayor proeza de la selección española, dado el poco valor que se le concedió a la Eurocopa de  1964. Todo cambiaría en 2008. 





  Estas cábalas deben contar, como siempre, con la inesperada caída a las primeras de cambio de un grande (o dos; en 2010 fueron Francia e Italia, por ejemplo). En cuanto a las restantes selecciones, hay de todo, como es habitual. De México, equipo bastante habitual en los mundiales,  se sigue esperando que dé por fin ese salto y supere de una vez los cuartos de final. De las selecciones africanas (Ghana, Costa de Marfil...) un poco por el estilo, pues llevamos décadas con la cantinela de que ese continente dará la campanada algún año. Colombia y Chile parecen demasiado supeditadas a lo que hagan sus estrellas, aunque la selección chilena es más completa y al final se ausenta por lesión el colombiano Falcao. Bélgica tiene un equipo joven, atrevido e interesante como hacía mucho tiempo no se veía, la Rusia de Capello es una incógnita y a Estados Unidos (dirigida por Klinsmann) le sigue faltando un tanto para poder codearse de tú a tú con sudamericanos y europeos, así como a los asiáticos. Los siempre talentosos balcánicos, integrantes de la extinta  y  potente Yugoslavia,  están esta vez representados por Croacia y la debutante Bosnia.  El papel de comparsa, de cenicienta del torneo, quizá sea para Honduras, Irán o Camerún. 

  También debe considerarse algo habitual en la mayoría de los mundiales, y es la de que selecciones primerizas, poco punteras o venidas a menos  lleguen al cuadro de honor del campeonato.  Los subcampeonatos de la desaparecida Checoslovaquia (1934, 1962),  Hungría  (1938, 1954) y  Suecia (1958) quedan ya muy lejos,  pero hay casos más recientes como las dos finales de Holanda (en su momento, en 1974 y 1978),  el tercer puesto de Polonia en 1974  y  1982, el  4º de Bélgica en 1986, el  3º de Suecia y  el  4º de Bulgaria, ambos  en 1994,  y  las terceras posiciones de Croacia y Turquía en 1998 y 2002, respectivamente. Hazañas de este tipo han de ser tenidas en cuenta, siempre. (y omito intencionadamente la cuarta posición de Corea del Sur en 2002, por razones arbitrales de sobra conocidas...) 


 El fútbol  regala  en ocasiones  sorpresas agradables aunque no lleguen a ocultar las miserias humanas.  Las cruenta  y vergonzosa  guerra de los Balcanes que estalló a principios de los 90  desintegraría   la República Federal Socialista de Yugoslavia. De ella surgieron nuevos países, como Croacia, que  se había independizado en 1991;   un año después ya había afiliado  su federación de fútbol  a la FIFA y la UEFA, pero, como a la selección yugoslava, no se le permitió concurrir al Mundial de Estados Unidos ´94.  Posteriormente sí pudieron participar en la Eurocopa de 1996  llegando a cuartos de final  y finalmente, debutaron en un Mundial en Francia ´98.  El croata era un equipo  con un juego eléctrico y  vertical, donde destacaban, entre otros, la calidad de  Boban (número 10 en la fotografía) , y los goles de Suker (número 9), máximo anotador del torneo con 6.  La debutante Croacia  arrolló a Alemania (campeona de Europa) en cuartos de final  por 3-0, asombrando al mundo. Aunque en semifinales caería frente a Francia, luego derrotaría  a la potente Holanda de Bergkamp, alcanzando el tercer puesto. Toda una hazaña simbólica para un país muy joven que había padecido una guerra hasta 1995.


  
  Y nada más.  Que el fútbol hace mucho, pese a algunos momentos románticos,  pasó a ser un negocio lo demuestra una vez más el hecho de que un país como Qatar vaya a organizar un Mundial en el año 2022; con las temperaturas tan altas del verano arábigo  se está planteando la posibilidad de que se juegue en invierno (con todas las alteraciones que van a padecer  las ligas y competiciones de todo el mundo), con lo que algo está cambiando y no precisamente para bien, pues además hay acusaciones y sospechas de sobornos de por medio, y ya se habla de darle ese Mundial a países más fiables y convenientes como Australia o  a alguno del este de Asia. 

    Aún así,  ya tenemos otra Copa Mundial de fútbol, que seguramente nos dejará un puñado de buenos momentos, relumbrones de estrellas, heroicidades inesperadas y victorias de los de siempre. Pero también puede tener su reverso, puede haber un mal Mundial.

    De los que tenga memoria, desde el de 1994,  sin duda el peor que recuerdo  es el de Japón y Corea del Sur de 2002.  No sólo por la nefasta actuación del árbitro egipcio Al-Ghandour contra España y en favor de la anfitriona Corea, tejemanejes descarados que anteriormente también se habían producido contra Portugal e Italia, que empañaron el campeonato e hicieron de la selección surcoreana una de las anfitrionas más impopulares de la historia; también fue un Mundial sin mucha miga, pese a sorpresas agradables como Senegal o Turquía, pero  con selecciones clásicas fuera a las primeras de cambio, como la propia Italia, Francia o  Argentina,  con Brasil dándose un paseo hasta la final, pues pese a que no jugaba muy bonito, tenía  un equipo bien armado y una delantera temible (Ronaldo-Rivaldo-Ronaldinho), enfrentándose a una Alemania que poco podía oponer aparte de su gran portero Oliver Kahn y su delantero Klose (Ballack, su otra estrella,  no pudo jugar la final por sanción).  Además de todo ello, este Mundial se caracterizó por la poca asistencia de público a los estadios, unos estadios muy bonitos, sí, pero fríos y con muchos huecos; por muchas extravagancias que hicieron los asiáticos (que las hubo) no pudo llegarse al nivel de una afición europea o americana. Por ello el Mundial de Alemania de 2006 fue contemplado como una vuelta a las cosas bien hechas en varios aspectos.

  Por último, un dato aparentemente poco importante, pero sí es significativo: nunca una selección europea ha ganado un Mundial en continente americano. Ya sea por el clima (peculiaridades tropicales, el invierno austral, etc), por el empuje de sus aficiones o por simple casualidad, lo cierto es que en América siempre han triunfado los americanos, y eso que han llegado a la final en 5 ocasiones.  Las selecciones americanas tampoco se prodigan en Europa, sólo una vez,  pues  han ganado todos sus mundiales en su continente, excepto el primer título de Brasil (1958), en Suecia, ya que  el quinto Mundial de la canarinha  fue en Asia.

  A ver qué ocurre este mes...

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