2.7.12

La Furia española ha vuelto...aunque sólo sea en el fútbol






Aunque no estuviera allí presente, cuando escuché "Paquito el Chocolatero" sonando en el Olímpico de Kiev, no pude evitar un estremecimiento, una franca emoción. Esa canción,  tan festiva y humilde a la vez, y tan popular en nuestro país desde siempre, pertenece para mí a ese tipo de composición tan española, popular y  emocional, como "En er mundo"  o "Suspiros de España". Sólo con escuchar cualquiera de las tres, y aunque no esté fuera de mi país,  me entra una sensación de añoranza, de cierta melancolía y de recuerdo, tanto a los seres más queridos y cercanos como a tantos y tantos españoles anónimos de nuestra hermosa, trágica y triste historia.


Como digo, no estaba allí. Pero de haberlo estado, la emoción me habría superado. Escuchar ese pasodoble fiestero, justo después del triunfo sobre Italia, en las remotas estepas ucranianas, tan lejos de España, hubiera sido para mí único. En Kiev, en plena Europa del Este. España va cada vez más allá; hace cuatro años ganó su segunda Eurocopa en Viena, la tradicional puerta de Europa si se viene desde el misterioso Este, la ciudad que los otomanos intentaban siempre conquistar. Y ha ganado su tercera en ese país tan nuevo situado a su vez en una tierra muy transitada desde antiguo. A la vez que superaba sus antiguos miedos y fracasos históricos en el fútbol, España iba más allá.

Sí, España ya tiene la llamada "Triple Corona" (Eurocopa-Mundial-Eurocopa), un logro por ninguna selección realizado antes. Durante estos 4 años gloriosos la Selección ha recuperado el tiempo perdido de una forma espectacular. En sólo 4 raquíticos años, España ha igualado a Francia e Inglaterra en Mundiales, ha superado a Francia e Italia en Eurocopas, ha dejado en ridículo a la citada Inglaterra respecto a este título europeo (3 a 0 en favor de España) y ha empatado a Alemania en Eurocopas, nuevamente. En sólo 4 años. Simplemente espectacular.

España ayer arrasó a una valiente Italia. Una valiente y elegante Italia que había llegado a enamorar con su juego atrevido, de ataque y toque, comandada por un gran Andrea Pirlo espléndido en su madurez. Todo ello bajo las directrices del Cavaliere Prandelli en el banquillo, quien ya de por sí merece un monumento por el profundo cambio realizado a la selección italiana. Tan fuerte llegaban los transalpinos, que en España cundió un cierto pesimismo, o un realismo modesto puesto que, aunque nuestra selección fuera campeona del mundo, Italia era un clásico titán y un rival muy a respetar. Pero anoche, en esa gran noche, Italia se difuminó ante los muchachos de Del Bosque, esa otra gran personalidad, tan discreta y humilde, y a la vez, uno de los entrenadores más exitosos de la historia.

Como humildes son la gran mayoría de este equipo, esta generación de futbolistas irrepetibles se han ganado el corazón de todos, no sólo por su gran fútbol, además, por su forma de ser. En una época donde los deportistas y especialmente los futbolistas se han convertido en personalidades banales, inaccesibles y ajenos a la dura realidad de la gente de clase media y baja, por sus millonarios sueldos, el carácter y personalidad de estrellas humildes, de chicos de pueblo o de barrio como Iniesta, Casillas, Xavi o Villa, ha provocado que la conexión de la gente, del pueblo, sea mayor aún.

Y eso teniendo en cuenta, como he dicho otras veces, que el fútbol no arregla los problemas ni resuelve la crisis económica. Ni va a reducir el paro. Los goles de la selección y sus triunfos no nos van a sacar del hoyo, pero sí existe gente a quien le alegran estos momentos, y desde luego sirven, primero para desconectar un tanto de la realidad, y segundo, para mejorar nuestra imagen tanto dentro como fuera de España, aunque sólo sea fútbol. Y sirvan como ejemplo de lo que los españoles pueden (podemos) hacer con esfuerzo y dedicación, si se lo proponen (nos lo proponemos).  En medio de la deprimente realidad, en medio de tantas dificultades económicas, laborales, políticas y asuntos escabrosos de variado signo, la hazaña de estos muchachos, como digo, no ayudará de forma efectiva en nuestra crisis global, pero demuestra que el español tiene iniciativa y puede ser competitivo y ganador, y  cosa también importante, puede hacerlo sin sus políticos.

Sí, ahora los politicos intentarán de nuevo apuntarse el tanto en su beneficio. Normal, suele pasar. Aunque sea injusto. Ojo, no hablo de desprendernos de los políticos, pero hemos de reconocer el indudable lastre que supone para España la casta política, empezando por ese ente enfermo y succionador que son las autonomías.O la administración. Por no hablar de la corrupción política, y judicial. Pero ahí estamos...

Al menos, se puede sacar pecho en algo. Aunque sea deporte. La "edad de oro" del deporte español comenzó hace algunos años con el tenis, el ciclismo o el baloncesto, pero, al ser el fútbol el deporte rey, el más global y el de más trascendencia, parece que es ahora, al ganarse dos Eurocopas seguidas y un Mundial, cuando se alcanza el cénit. Supone una cierta injusticia respecto a los otros deportes, pero de nuevo, las cosas son así.

Además, tanto triunfo ha reactivado (supongo) el patriotismo, algo tan depauperado en nuestro país. Con esto tengo ciertas reservas, ya que se ha vuelto a poner de moda sólo en el momento en el que la selección española era ganadora. Para todos aquellos que somos  patriotas convencidos y no tenemos inconveniente en alardear de bandera, de escudo, de himno y de colores en cualquier momento, sin importar  quién lo usó en el pasado, o si se gana o se pierde, o si no está relacionado en el deporte, esto nos mosquea un poco. Si además, muchos individuos, anónimos y mediáticos, te critican y te ponen al pie de los caballos tildándote de fascista para arriba cuando sacas los símbolos, y ahora los sacan porque ellos dicen que "sí se puede, porque lo digo yo", pues mosquea más aún. Sólo espero que, aunque me gustaría que fuese por otros motivos, este orgullo de bandera y de símbolos siga por este buen camino, y se respete por siempre.

Ese grupo tan unido de jóvenes futbolistas, donde ya hay algún treintañero, ha demostrado también, en medio de tantas rencillas con Europa y tantos conflictos relacionados con la clásica y cacareada superiodidad de los países, o del Norte del continente o protestantes, en oposición a los sureños y por añadidura católicos y meapilas, que los españoles no son ni tan gandules, ni tan poco competitivos, ni tan malos en todo. Vale, es sólo fútbol, repito de nuevo. Vale, está la ciencia, la educación o la economía, disciplinas a mejorar y muy mucho. Sí. Pero ya basta con la cantinela de franceses, alemanes o ingleses. Su chulería y altivez siempre ha sido notoria, pero ya es hora de bajarles los humos un poco.   Ojalá sirviera el ejemplo de la selección española para reactivar a toda una nación a todos los niveles, empezando por los mandamases de arriba. Ojalá.

Mi generación, incluso la de mi padre, la de mi abuelo...todos hemos vivido y padecido toda una serie de derrotas, de decepciones y de traumas respecto al fútbol, cada dos años. España jugaba como nunca y perdía como siempre. Cuando no era por sus propios deméritos, era en los penaltis o por el árbitro. Todo el mundo recuerda el fallo de Cardeñosa, la metedura de pata de Arconada, el codazo a Luis Enrique, las penas máximas falladas de Eloy Olalla o Raúl, el árbitro que barrió para casa en Corea del Sur...la únicas vías de escape eran el testarazo de Marcelino en 1964 y el 12-1 a Malta en 1983. Eso era lo único que nos salvaba de la mediocridad y de la depresión tras caer casi siempre en cuartos de final o mucho antes. Lo único que sacábamos a pasear para animarnos un poco. Todos, ante la falta de triunfos de nuestra selección, nos fijábamos con admiración y envidia en los festivos brasileños, en los fiables alemanes, los competitivos italianos...siempre había una selección a imitar, a recordar, como la Argentina de Maradona en 1986 o la Brasil de Pelé en 1970, la Alemania de Beckenbauer en 1974 o  la Holanda de Cruyff en ese mismo 1974. Ya no. Ahora la selección legendaria, la recordada por más de una generación, es y será la nuestra. España.

Así que ha vuelto la Furia española. No me disgusta lo de la Roja, aunque por otra parte se percibe un esfuerzo de cierta izquierda antiespañola  para eliminar en lo posible la palabra España,  pero yo, siempre más tradicional e histórico, sigo prefiriendo usar ese término, aunque en desuso,  más antiguo y de resonancias sin duda más fieles a la realidad histórica de nuestra nación. Furia española viene, en fútbol,  de los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920, con aquella selección con muchos huevos por metro cuadrado donde ya estaba Ricardo Zamora y la base del equipo eran vascos recios y duros, de esos que fumaban y bebían en el descanso.   Pero, la expresión es más antigua aún y tiene orígenes más belicosos y sangrientos, en concreto el Saqueo de Amberes en noviembre de 1576, cuando cuatro millares de militares españoles encabronados porque no cobraban desde hace dos años arrasaron la ciudad de Amberes, defendida por unos 20.000 soldados rebeldes holandeses. Todo ello con unas bajas insignificantes para los españoles, de poco más de una docena. Aquello fue un nuevo golpe en la mesa europea por parte del Imperio Español y uno de los hechos que agrandaron nuestra Leyenda Negra.

Hoy día, son los jugadores de  la selección española quienes dan nuevos golpes en la mesa a base de buen fútbol, provocando la admiración de todo el mundo y el acongojamiento de europeos y americanos, como antiguamente nuestros hombres de armas tenían parte del planeta en su mano. Ayer fue contra Italia, una nación amiga, mediterránea y similar a España en muchos aspectos culturales y populares. Un baño a Italia y sus cuatro estrellas mundiales, cuatro goles a una selección tradicionalmente de defensa excelsa,  un baño a la Italia más elegante que se recuerda.  Pero que sigan viniendo y cayendo selecciones  y selecciones. Y saquemos pecho, aunque sea sólo fútbol. Yo si fuera brasileño estaría inquieto y me iría preparando  para el 2014...

Gracias, héroes de Kiev.






(Nota: Sí, son héroes. Pero no son los únicos. Existen otros héroes españoles, y bastante más anónimos y mucho menos reconocidos. Médicos, cirujanos, bomberos, misioneros, policías nacionales, militares, investigadores...la lista es tristemente larga. Toda esa gente, a su modo, también son "Furia española" y también son el orgullo de España. Y  unos héroes de campeonato)


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