30.11.11

Libros

Entre los modestos y dignos metros cuadrados de mi habitación, como posesión material más preciada, tengo una biblioteca. Mi biblioteca -debe y puede llamarse así- consta de 310 volúmenes. A mí me parecen pocos e insuficientes, verdaderamente escasos. Gente habrá de mi opinión, como también otras personas considerarán que tengo demasiados, una exageración de libros.

Sean muchos o pocos, hay varios tipos de libros. Entre los míos, en puridad, de esos 310, 224 son, digamos, de literatura y obras de historia. Por tanto 86 corresponden a diccionarios, enciclopedias, atlas y manuales de historia (creo que se puede y debe distinguir entre obras de historia, tipo La trata de esclavos o Casacas rojas, y manuales más encaminados al estudio, válidos para prepararse un examen, por ejemplo, como La época medieval. Historia de España. Además me refiero a libros, no a fotocopias de manuales. Eso es otro asunto), manuales de historia, como digo, e incluso una ajada Biblia de 1969, una Nácar-Colunga familiar con páginas casi transparentes. Apenas me he leído nunca algo de la Biblia, salvo algunos pasajes y la parte referente a la Pasión de Cristo, cuando hace años me gustaba leerla en Semana Santa, creo que para comparar con los pasos y enterarme mejor de los acontecimientos. ¿Dónde se podría ubicar una Biblia?. ¿Literatura, obra histórica y de historia, por sus abundantes referencias? ¿Un poco de todo?. De todas formas, creo conveniente tener una a mano, aunque sea agnóstico, por su importancia y trascendencia desde hace siglos y siglos. Es un libro, al fin y al cabo. Libro. Uno de los objetos (en realidad, es mucho más que un objeto) más valiosos e importantes de la historia de la humanidad.

¿Qué puedo decir yo de los libros, en esta época ingrata de tabletas y digibooks? Me han acompañado desde que sé leer, han estado conmigo en las sucesivas habitaciones en otros tantos lugares a lo largo de mi vida, y siempre me he sentido como protegido entre filas y filas de ellos, ya sea sobre estanterías o sobre la mesa. Han estado siempre a mano cuando necesitaba evadirme un rato, tanto desde antes de tener ordenador como después. O cuando simplemente quería leer un buen tiempo, disfrutando enormemente. O un ratito (que a veces se convertía en trasnoche) antes de dormir. He sido siempre el lector de la familia, hasta tal punto de parecer a veces un aislado del mundo, un solitario; principalmente ello me viene de mi abuelo materno y, en menor medida, de mi madre.

Volvamos a los más de 300 libros encaramados a las paredes de mi cuarto. No sé si se podría decir que es una biblioteca variada, dada mi inclinación por los grandes y medianos clásicos; prácticamente no tengo ningún título posterior a 1945, a excepción de tres o cuatro, algunos libros de historia y de las obras de Pérez Reverte o Delibes. Soy un clásico, también para los libros, en este sentido. En cuanto a la temática, si echas un vistazo rápido a mis hileras, pronto te darás cuenta de mis gustos históricos, aventureros y de títulos muy conocidos. Aunque a mí me siguen faltando muchísimos, y siempre que voy a una librería, encuentro 20 libros más para sumar a los fondos. Vuelvo a repetir que tengo pocos libros, para mí. Seré totalmente feliz y hablaré con propiedad cuando ronde o supere el millar.

Fondos formados por varios procedimientos: compra, regalo, donación...siempre es bueno el momento para hacerse con un libro. Puede hacerme enormemente feliz encontrar estupendos libros de segunda mano al irrisorio precio de 1, 2 o 3 euros. Ya sea en librerías de viejo o en mercadillos benéficos. Los busco incansablemente, porque siempre es mejor un libro en una estantería o sobre la mesita de noche que en la basura o en la hoguera. Y desde luego siempre procuro recoger aquellos libros que languidecen llenos de polvo en algún rincón familiar, rehabilitándolos.

No es la mía una biblioteca desordenada, caótica y con libros formando torretas como en algunas librerías; aunque verdaderamente aún me quede algo de espacio y no tenga tantos libros como para empezar a acumularlos en el suelo, esos centenares de volúmenes bien podrían llevar al caos. Pero no. Yo los distribuyo con un cierto orden: por ejemplo en la esquina superior izquierda de la estantería principal, tengo algunos clásicos españoles de Espasa Calpe y ciertos libros de historia de España del siglo XX pertenecientes a mi culto abuelo; más al centro, novelas históricas como El samurai, Soberano, Las mujeres del Rey Católico o Los Borgia. Más allá, libros infantiles y juveniles estilo El Barco de Vapor y, pegados a la pared, clásicos del XIX como Ivanhoe, Moby Dick , La Narración de Arthur Gordon Pym y varios de Julio Verne, los cuales me acompañaron en mi niñez, cómo no, a instancias de mi abuelo. En el estante de abajo, más clásicos españoles, si bien de otras editoriales, además de los Quijotes (4 o 5), y, con espacio preferente, buena parte de las obras de Arturo Pérez Reverte, destacando el amarillo ligeramente ocre de la saga de Alatriste. A continuación tengo las joyas de la corona, tres grandes tomos blancos de la colección Cátedra Avrea correspondientes a Todo Sherlock Holmes, Los Tres Mosqueteros-Veinte Años Después y El Vizconde de Bragelonne. Pegados a ellos, en edición más modesta, grandes clásicos como El Conde de Montecristo, Crimen y Castigo, Los Hermanos Karamazov, La Reina Margot, La Isla del Tesoro, Madame Bovary, Nuestra Señora de París o Drácula. Debajo, a un lado de la mesa tengo enciclopedias históricas, atlas y mapas, otra de mis pasiones desde bien pequeño: la geografía; podía pasarme las horas muertas recorriendo en el sillón o en la silla ríos, montañas, pueblos, fronteras de provincia, capitales, pueblos, aldeas y megalópolis. Enfrente, en la otra pared, otros tres estantes. Aquí expongo obras históricas del calibre de La conquista de México, La trata de esclavos, El Imperio Español, La Guerra Civil Española (todas de Hugh Thomas. ¿Quién me lo descubrió? Mi abuelo, nuevamente) , El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II de Braudel, Carlos V y sus banqueros, de Ramón Carande, y otras. Más arriba quedan los tomitos de El señor de los anillos, El Hobbit y El Silmarillion.
Es la mía una biblioteca normalita, sin lujos o libros excesivamente caros, pero sí desde luego bien cuidados. Guardo como oro en paño las obras completas de Blasco Ibáñez, en tres tomos y con finísimo papel frágil hasta para mirarlo, editadas en 1949. O una gran crónica de la II Guerra Mundial, de las Selecciones del Reader´s Digest, en tres grandes tomos, de 1965. Observo con una sonrisa un ejemplar firmado por José María Aznar, y nunca dejo de hojear o comenzar de nuevo la edición del IV Centenario de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, un excelente libro (me refiero a la edición. La obra en sí no necesita presentación, desde luego, y yo soy indigno de poder escribir sobre ella) de la Real Academia Española, con cientos y cientos de anotaciones del gran sabio Francisco Rico, muy útiles para poder comprender mejor la obra, su contexto, su significado y su importancia. Muy recomendable. También están los dos tomos ilustrados, ya mencionados en otras entradas, de la trilogía de Los Mosqueteros, o la serie de los Episodios Nacionales de Galdós dedicada a la Guerra de la Independencia. Hay libros más modestos y pequeños, pero con grandes evocaciones, como el libro de las milicias del rey de España que me regaló un profesor de la carrera, todos aquellos libros que pertenecieron a mi abuelo y todavía parecen desprender su aura, y otros, los cuales me fueron regalados y algunos llevan hasta dedicatoria, algo muy apreciado y valorado por mí. Otros van relacionados a momentos concretos de mi vida: cuando tengo ante mí El Hobbit, siempre me acordaré de mi operación de apendicitis y de su ayuda en mi semana ingresado en el hospital, en 1998.

Tras esta detallada y tediosa descripción de mi biblioteca, pasaremos ahora a las sensaciones. Las sensaciones que me transmite a mí un libro. Pasar un rato, o cinco horas, con uno. Sin preocuparte por la batería o la nitidez y el brillo de la pantalla. Tocarlo, deslizar los dedos por el papel o el lomo, el ruido de una página al pasar, el olor a nuevo o a viejo, el aroma a guardado, a cerrado, a décadas de quietud. Olores de épocas pasadas. Libros con carga sentimental. Hojas y hojas. Muchos tipos de letra, unas más duras y menos fáciles de leer, especialmente si son antiguos, otras más agradables y sensibles a la vista. Papeles de color blanco impoluto o amarillento, ya sea grueso y sonoro, rugoso o liso, frágil y blanquecino, ligero y nervioso. Contemplar los grabados, ilustraciones o mapas, si los lleva. El peso de un libro en la mano, el brazo o en el regazo. Llevarte un ejemplar a la cama, o en el tren, o a la playa, a un patio. ¿Y el olor a papel nuevo de muchas librerías? En el otro extremo, el aroma a hojas ajadas de viejas y caóticas tiendas. Yo, con mi habitual querencia por oficios pasados o sin futuro, siempre he querido ser librero. Vivir entre, por y de los libros. Un sueño. Pero... ¿ser librero en una época donde no dejan de cerrar librerías y el libro tal y como lo hemos conocido siempre está condenado a desaparecer?. Mal asunto.
La presencia física tan palpable de un libro de papel es algo que la frialdad de las tabletas y de los libros electrónicos no pueden imitar o igualar, con toda su perfección de máquina y su rapidez. Pasar una página de un digi-book, tan rápido y silencioso, no se puede comparar con tocar y sentir en las yemas de los dedos las características de papel, y su ruido caracteristico. Como digo en mi pequeña presentación en el perfil del blog, pienso seguir siendo fiel al libro, tal y como lo venimos conociendo desde hace 400 años. Esta bravata es totalmente sincera, como también reconozco el realismo obligado acorde con los tiempos; más temprano que tarde el soporte electrónico se acabará imponiendo sobre el orgánico. Principalmente por la disminución considerable del precio en elaborar uno, por la rapidez en elaborarlo y distribuirlo y porque (en teoría) al hacer y distribuir libros electrónicos, no precisamos de árboles para ello. Desde luego hace 400, 300 o 500 años no tenían este problema, pero siglos de industrialización y crecimiento han ido dando al traste con los ecosistemas, y tal vez se vaya al limbo la naturaleza de este mundo antes que el ser humano. Al tiempo. No me gustan los libros electrónicos, desde luego, pero supongo serán necesarios dentro de no mucho. Han dicho por ahí que es un avance comparable al de la imprenta sobre los códices y papiros. Tal vez. Como otras tantas cosas de nuestros tecnológicos y globalizados tiempos, no me seduce. Habrá que acatarlo, si bien pienso seguir comprando hasta el final libros tradicionales, hasta cuando no se fabriquen, y después, compraré los viejos. Por supuesto, no pienso tirar a la basura ni uno. Antes me bato en duelo. Ya me imagino en 2040 o 2050 como un viejo buscador de libros de papel, acumulándolos en mi casa, sintiéndome protegido entre ellos, a expensas de un mundo que quizá no me guste en absoluto.

Los libros siempre han estado ahí, para mí. Entre ellos me siento mejor que en el más inexpugnable de los castillos. Siempre están ahí cuando los necesites, y no piden nada a cambio, sólo algo de cuidado y consideración. Cuando algo me ha fallado, o el ambiente estaba enrarecido, o había guerra en mi interior, o no tenía otra cosa para hacer, o en la calle tronaba o, simplemente y por mi propia voluntad, me he abstraído con uno. Siempre es bueno el momento para reírse de la mandíbula de Carlos V o de su costumbre de beber cerveza helada como desayuno, comprender por qué se podía tardar tanto si el mistral se ponía orgulloso en un simple viaje en barco de Marsella a Argel, cómo podía haber tanta miseria en las calles de las ciudades españolas en el Siglo de Oro pese a los metales preciosos americanos, qué pasó día a día en el último año de Franco, renegar del género humano al enterarse cómo transportaban los negreros a los esclavos africanos y les echaban pimienta en sus llagas de látigo , maravillarse del Antiguo Egipto recorriendo Menfis con Ramsés II o Pazair, seguir a Ulises en su eterno e inmortal retorno a casa, contemplar a salvo la épica pugna de troyanos y aqueos, escuchar las conversaciones hilarantes o trascendentales entre Alonso Quijano y Sancho Panza, contemplar esa Castilla fría y austera, grande en su miseria de la mano de Delibes, admirarse del enamorado verso renacentista de Garcilaso, meterse en alguna complicada trama de misterio con Coy, con Jaime Astarloa, con una tabla de Flandes o una piel del tambor sevillana de por medio. Nunca serás un cobarde para batirte en duelo por una mala mirada si se tercia, si tienes a tu lado a Diego Alatriste y Tenorio. Con él irás al infierno, si es preciso, como Íñigo Balboa. Ni cobardía, cansancio o tristeza nublarán tu mente si tienes unos amigos como Athos, Porthos, Aramis y D´Artagnan; no hay personajes más buenos, humanos y adorables, no hay maldad ninguna en estos tres mosqueteros (que en realidad son cuatro) pendencieros, borrachines y fanfarrones. Viajando por ellos por la campiña francesa o recorriendo el París del XVII amarás a Francia y a los altivos gabachos, pensarás como si no hubiera mañana y te emocionarás cuando las cosas se pongan feas de verdad. Diversión fácil y sin demasiadas pretensiones, pero inmortal y entreteniendo sin cesar desde hace más de 160 años a personas de todas las edades, razas y épocas; y como han dicho innumerables veces, Dumas ha enseñado más historia y conminado a muchos a amarla más que muchos historiadores y manuales. Más esfuerzo de concentración requieren los sesudos y complicados dramas rusos de Dostoievski o la famosísima distopía de Orwell, 1984. Recorrerás la estepa castellana y reconquistarás Valencia formando parte de una de las mesnadas de El Cid. Conocerás cómo era de peculiar y arcaica España hace 90 años de la mano de Brenan. Volverás a la niñez con Silver y Hawkins en su isla del tesoro, no querrás ir nunca a Transilvania tras conocer a un tal conde Drácula con sólo leer las cartas y diarios de los protagonistas, se te quitarán las ganas de meterte como polizón en un navío después de leer a Poe, y te encantará aun más el siglo XIX (como me ha pasado a mí) si te has empapado de los viajes y personajes de Verne, de la largamente mencionada en otra entrada Regenta o de las tramas de crimen, intriga y problemas sin resolver de Sherlock Holmes. Siempre será un buen momento para tomar el tren de las 11:13 para Winchester en Paddington junto a Holmes y Watson, aunque realmente sea siempre el maniático detective quien se entere el primero y casi el único de la copla. Son éstas unas aventuras a veces serias, pero te pondrás más serio, trágico y desengañado de la humanidad con la desgraciada historia de Edmond Dantès, y personajes como el vengativo conde o los odiosos Danglars y Fernando, y lugares como el castillo de If, la isla de Montecristo, la Roma de los bandoleros o el París del ensanche decimonónico nunca se irán ya de tu mente y tu corazón...

Ratos inolvidables, casi tan palpables como las páginas de un libro. Muchos compañeros, amoríos, amigos y enemigos: el profesor Lidenbrock, Ahab, el señorito Iván, Phileas Fogg, El Nini, Lázaro de Tormes, El Cautivo de Berbería, Pablos, Moriarty, Fermín de Pas, Caderousse, Rochefort, Pepita Jiménez, Long Silver, Maritornes, Gabriel Araceli, Gualterio Malatesta, Kurtz, Mina Harker, Azarías, Rinconete y Cortadillo, Milady, Gandalf, el capitán García, el Golem, Tánger Soto, Irene Adler, Axel, Macarena Bruner, Eddard, Angélica de Alquézar, Raskólnikov, Mercedes, Dúvia, el padre Quart, el pirata Garrapata, el capitán Nemo, Penélope, Héctor, Aragorn, Aquiles, Ana Ozores, doña Jimena, el Ciego del Lazarillo, Minaya Alvar Fáñez, Cipión y Berganza...¿muchos?. Pocos. Me falta un océano, aún. Y he excluído a los personajes históricos, los cuales en algunas ocasiones puedes sentir muy cercanos. Reales, irreales, imaginarios o históricos, todos, todos ellos hace tiempo saltaron de las simples páginas de papel y perduraron mucho más que sus padres.

Miles de personajes y miles de momentos inmortales con toda clase de emociones. Muchas gracias, de todo corazón. Pocos placeres hay comparables a abrir un libro y empezarlo, continuarlo o finalizarlo. Leer es vivir.

21.11.11

Un cambio necesario. Después del 20-N

Resaca de elecciones. Fue el de ayer un día intenso y nervioso, aunque el desenlace fuera el previsible, pegado al televisor o al ordenador desde las siete y media de la tarde, esperando resultados en familia, intrigado por las cifras exactas y aguardando el veredicto final. Y por fin llegó. Mi frase sería "ya era hora". Era necesario un cambio, algo reconocido por incluso unos cuantos enemigos acérrimos del partido ganador. No es que el PP sea la panacea, al menos no a corto plazo, ni tampoco ilusiona, y desde luego su victoria era ya por arrastre, porque era difícil hacerlo peor que el PSOE, pero era necesario.

Y poco más cabe añadir. Finalizan 7 largos años de socialismo "de la nueva vía" zapateril, de los cuales sólo hasta 2008-2009 llegó con cierta comodidad y sin grandes rémoras, pese a las numerosas salidas de tono presidenciales y ministeriales y a unas cuantas equivocaciones. Desde 2008, prácticamente al poco de revalidar su triunfo, sobrevino la tremenda crisis aún padecida por todo el país. Crisis, todos de acuerdo, desde luego general y mundial, como también es cierto que hay países y países, y gobiernos y gobiernos. Quiero decir con esto la tardanza de las medidas a adoptar por el PSOE, después de negar sistemáticamente la misma. Zapatero ha sido más bien nefasto, y añado, le ha tocado una época difícil en parte. Pero no todo se reduce, como dicen los socialistas, a: "Hay una crisis mundial. A nosotros nos afecta. No se puede hacer nada. La culpa es del capitalismo. A ver qué hacen Obama, Sarkozy y Merkel" . Y Zapatero, inactivo. Con todo, sería, siendo honrados por nuestra parte, injusto cargar en él todas las culpas, porque bien es cierto que un gobierno no es sólo el presidente; un presidente, aun siendo la figura preponderante, actúa más como un coordinador de los elementos de gobierno, y su papel es poco efectivo, en puridad. Es el símbolo y sobre quien recae toda la responsabilidad a ojos de todos, como también es cierto que un buen presidente debe saber rodearse de buenos colaboradores. En este PSOE ha fallado tanto la figura presidencial, como la inmensa mayoría de sus sucesivos equipos ministeriales. ¿Qué queda de la labor de los ministros socialistas de estos siete años, siendo justos? El colectivo homosexual puede ser prácticamente el único que agradezca algo de estos años. Pero, luego, ¿qué queda? : Eufemismos por doquier, despilfarro sin tasa, desplantes internacionales, polémicas entre autonomías, radicalizaciones varias, estatutos inconstitucionales, líos judiciales, salidas dialécticas de tono de Aídos, Pajines, Bermejos, Zerolos, Chaconas y companía, toda una serie de ministros (y ministras) de escaso peso y poca formación, invisibles, en la sombra, cuya labor es humo...¿qué queda, en serio? ¿La ministra de Defensa pasando revista a la tropa en avanzado estado de gestación? ¿La huída por patas de Irak pero la permanencia a ultranza en la guerra no oficial en Afganistán? ¿Esa imagen de Zapatero, solo y adormilado, sentado en la mesa de una cumbre internacional mientras el resto de los dirigentes hablan entre ellos? ¿La complicidad descarada con el mundillo abertzale-etarra? ¿El Estatut? ¿La ministra de Cultura escritora del guión de Mentiras y Gordas? ¿Los papeles para todos de Caldera? ¿Moratinos y la Alianza de Civilizaciones? ¿Una ministra de Sanidad (nada menos) con 34 años cuyo único mérito en el currículum es afiliarse al partido a los 18? ¿Los miembros y miembras de Bibiana Aído? ... Queda patente, creo, que los ministros de estos casi 8 años van a quedar como uno de los peores equipos de gobierno (acaso el peor) de la historia de la democracia española.

Ya será mediocre el cómputo global de años de socialismo, que uno de los pocos hechos destacables de estos 7 años, como es el acorralamiento de ETA (debido, fundamentalmente, a la buena gestión de Rubalcaba en Interior y a los huevos de policías y guardias civiles), si bien al final algo empañado por el empujoncito a Bildu, de nada ha servido para salvar al Gobierno. Los votantes por otra parte, han entendido correctamente que este acoso a ETA es una labor de hace muchos años, y no concretamente inscrita a este período.

Si a todo esto sumas la crisis galopante y feroz desde hace casi 3 años, los 5 millones de parados, el país al borde de la quiebra y la inoperancia de Zapatero y sus adláteres, el PP ha tenido que moverse poco, salvo mantenerse en su sitio, ir desarrollando un programa y esperar. Los socialistas les han acusado de no arrimar el hombro con la crisis, pero lo cierto es que todas las propuestas, una a una, presentadas por los populares, han sido rechazadas. Muy quejosos han estado, sin embargo. Tampoco conviene ser rencoroso y reiterativo, pero no estaría de más recordar las actuaciones del PSOE cuando estaban en la oposición, con temas como el Prestige o el 11-M. Ayer, contemplando a Rubalcaba miserablemente solo en su comparecencia ante la prensa, abandonado por Zapatero el Dimitido (quien ha escurrido poco honrosamente el bulto hace tiempo. Se va invicto, cierto. Pero por la puerta de atrás), no pudo evitar darme un poco de lástima. Aunque por lo visto decidió salir solo a voluntad suya, me dio un poco de pena. Un poco, ciertamente. Pero me vino a la cabeza su actuación en la jornada de reflexión tras los atentados de marzo de 2004, con aquello de "merecemos un gobierno que no nos mienta" y su "Pásalo" con los teléfonos móviles. Él, un viejo zorro superviviente de temas como el GAL o la corrupción socialista de los 90 y siendo él mismo la personificación de la astucia y la maldad en política, era, azares del destino, puesto en su sitio más de 7 años después.

Desde luego los números hablan por sí solos: 186 diputados del PP, superando la mayoría absoluta en 10 y logrando los mejores resultados del partido en unas elecciones, y únicamente 110 el PSOE, bajando al sótano de su historia y perdiendo más de 4 millones de votantes. Una debacle en toda regla. Un avasallamiento, aunque realmente el PP no haya incrementado en demasía su número de votantes. Pero mayoría absoluta, al fin y al cabo. Y con cautela hay que acoger la mayoría absoluta del PP; todas las mayorías absolutas suelen ser malas, y deberían contar con todos, porque pueden hacer lo que quieran, básicamente. Por otra parte, su superioridad en diputados les libra del chantaje de los partidos nacionalistas. Desde luego, su poder es incontestable y casi absoluto; mirando un mapa de nuestro país tras las elecciones, nunca se había visto una España tan azul. Otra cuestión, la cual cuenta con las lógicas protestas de los pequeños partidos de escala nacional, es la permanencia de nuestra absurda ley electoral, la Ley D´Hondt, "la fórmula matemática que atribuye los escaños en proporción a los votos conseguidos por las candidaturas en cada una de las 52 circunscripciones electorales y no en el conjunto del país", leo en El Mundo (porque nunca me acuerdo, básicamente). Esta ley beneficia claramente a los partidos nacionalistas, regionales, en perjuicio de los de ámbito nacional. Ello provoca injusticias tales que partidos como CiU, con poco más de un millón de votos (un 4,17 %) logren 16 escaños, mientras que UPyD, con más de 1.100.000 (un 4,69) se queden en 5 y sin grupo parlamentario propio. Recordemos que Izquierda Unida supera el 1.600.000 de votos y sólo llega a 11 diputados. Amaiur, amalgama de Bildu y otros, y tan sospechosos de complacencia y conexión con ETA, con poco más de 300.000 votos, logran 7 diputados, como si fueran una gran fuerza nacional. Muchas injusticias, desde luego. No sé hasta cuanto durará esta beneficiencia con los grupillos nacionalistas, pero ahí siguen. Anoche mismo hablaba uno de Amaiur, diciendo que jurarán la Constitución "por imperativo legal". Con dos cojones. Existen y concurren a las elecciones gracias a la odiada Constitución, y se permiten chulerías y frivolidades. Qué risa, tía Felisa.

Y nada más. Que era ya hora de un cambio, y éste era necesario, debe reconocerlo mucha gente. Desde luego la izquierda socialista nunca ha tenido demasiada base para auto-erigirse como defensora de los derechos del pueblo y de los trabajadores, pero así ha sido, por desgracia. Suele ser en todo el mundo, pero en España es muy notorio. No nos engañemos: el socialismo de hoy día está dominado por la gauche caviar, que tuitea desde el i-phone contra el capitalismo y los valores de Occidente, esquía cada invierno en Candanchú o Baqueira y come en caros restaurantes de cocina creativa, para luego ir de humilde y proletaria. Esta última legislatura ya era escandaloso con todo lo que estaba cayendo, y ni su manoseada estrategia de "que viene la derechona con los recortes" ha dado resultado esta vez. El PSOE necesitaba un escarmiento. Incluso la conocida y polémica plataforma de actores, cantantes y autodenominados intelectuales ha fallado a Zapatero en esta legislatura. Ya estaba bien. Ese escarmiento por fin ha llegado. Aunque de momento ha habido escasa autocrítica por parte de los socialistas. Eso sí, el ejecutivo en pleno se irá de rositas, después del estropicio, con el presidente, ya jubilado, al frente. Pero el partido está deshecho, es obvio. Y necesita prácticamente una refundación. Ahora, tremenda labor para Rajoy, quien desde luego demuestra valentía al dar el paso adelante, y los suyos. Un papelón. No será fácil, ni rápido, y se tomarán medidas impopulares, pero necesarias. Llegó el momento. Ojalá no nos fallen a tanta gente en este momento difícil. Poniéndose realista y pesimista, los políticos son todos iguales, y muy pocos logran dar imagen efectiva de cercanía, por ejemplo, y desde luego, forman una casta de casi intocables. Eso es verdad. Yo he criticado en ocasiones al PP, y no me atraen mucho, poco o nada algunos de sus dirigentes, caso de la presidenta de Castilla-La Mancha. Quien me conozca un poco lo sabe, como también conoce mis ideas personales y me supone, acertadamente, muy alejado del socialismo y próximo a una derecha liberal en lo económico, moderada, centralista, tradicionalista pero algo laica, por ejemplo, aunque respetuosa en esos temas. Un partido con todas esas ideas no existe, me temo. Pero hay partidos aproximados. Veremos ahora. Yo no me voy a esconder, desde luego. Nada más que decir. Ah, sí. No nos falléis.

18.11.11

Por tí

Hoy es mi cumpleaños. Pero no, tranquilícese la gente, no voy a hablar de mí. No directamente.

Hoy es mi cumpleaños, sí. En ellos se suelen regalar cosas a la gente. Muchas o pocas. Regalos, se llaman. Hay dos tipos de regalos. Los materiales y los etéreos, los que no se pueden palpar, aunque sí con el corazón y los sentidos. Son éstos los más estimables y duraderos. Yo soy una de las personas más afortunadas de la tierra, porque recibo regalos de los dos tipos. Y, desde luego, el mayor, mejor y principal es el que disfruto desde hace más de tres meses. Y todo lo que escriba aquí o diga es insuficiente para el alcance de mi felicidad y del cambio en mi vida.

Y ese regalo, esa fortuna para mí, esa persona intocable, única e inmarcesible no está pasando por el mejor de los momentos. Las tremendas injusticias de esta perra vida. Las personas más buenas y honradas son las que se suelen llevar los latigazos, desde siempre.

Poco le ayudará esta entrada, pero, pese a que como he dicho, todo lo escrito resulta insuficiente, algo bulle en mí y me pide a gritos decirlo de nuevo. Porque esa persona, tú, mi niña:

-
Me hace el niño-hombre más feliz del mundo. Aunque, bien lo sabe ella, soy de llevar la procesión por dentro, y me diga con cariño que soy serio, ciertamente mi felicidad no tiene medida.

- Es la persona más buena que he conocido. De verdad. Parece imposible, pero es así.

- Es la persona más adorable y que se presta más a que la adoren y le quieran. Sin ella decir ni reclamar nada, se merece todo lo bueno y todo lo mejor y es verdaderamente intocable y yo sólo puedo hacerle el bien, deseárselo y lograr lo imposible para conseguirlo. Es mi misión, mi cometido, mi finalidad en estos tiempos de la vida.

- Vale más que el peso de todo el vacío oro existente. Ella y su persona. Logrará sin duda todo lo que se proponga, es la estrella más luminosa y constante del firmamento de nuestra Almería. Mi Estrella Polar, mi guía, mi luz entre las tinieblas. Quien se eleva por todo lo demás.

- Solamente tú. Seré insolvente, sin futuro claro y con pocos caudales, pero soy inmensamente rico en cuanto a fortuna emocional, cariño recibido y suerte infinita. No tengo una personalidad ni un carácter fácil y podemos tener algunas pequeñas diferencias, pero ella, mi niña, me comprende y me respeta y estar disfrutando de ella, de su amor y de su compañía es lo más fácil y agradable del mundo.

- Se merece lo mejor de lo mejor y yo me pregunto innumerables veces si estoy y estaré a la altura y si soy de verdad recomendable y apropiado para ella.

- Eres la luz y los colores del lienzo de mi vida.


TAMMNP.


(Resulta bastante difícil escribir del todo bien cuando los sentimientos son tan fuertes y latentes, me he dado cuenta. Mil perdones)

10.11.11

Miscelánea (V)

- Otra miscelánea: Me estoy aficionando mucho últimamente a estas entradas variadas, liosas y críticas, pero, como no dispongo de mucho tiempo ni espacio para algo de más contenido y más elaborado, añadido a la abundancia de temas interesantes para mí, provocan esta situación.

- Nuevo cambio de nombre. A diestra y siniestra: quizá tenga algo que ver mi bipolaridad, pero, desde que comencé mi andadura bloguera en abril de 2010, ya van 5 títulos distintos, desde Al abordaje, pasando por A mi manera y El corazón de las tinieblas, y desde luego Ancha es Castilla, el más duradero de todos. ¿Por qué el cambio?. Bueno, "Ancha es Castilla" sigue siendo una de mis frases favoritas y tiene muy amplio significado, pero uno se cansa a veces, y en ocasiones los cambios no vienen mal. Además, pienso que A diestra y siniestra está más acorde con el espíritu de lo escrito aquí y, además, tiene reminiscencias de aventuras y duelos de capa y espada. Yo, tan novelesco siempre. Por último, quien me conozca mínimamente o quien no me conozca personalmente pero lea un poco las sandeces escritas aquí, sabe que yo me inclino más por la diestra que por la siniestra. Como también esas personas deben reconocer que no soy un radical empecinado y que si he de dar a los diestros, les doy. No sé si será el último cambio de título, pero considero que sigo pensando igual que antes y sigo escribiendo del mismo modo. Sigo escribiendo para mí y para expresar cosas que diría peor hablándolas. No escribo para nadie en concreto, y mi objetivo sigue sin ser el de convertirme en muy leído; me dan igual 1, 8 u 80 lectores. Y desde luego, sigo asombrándome al percatarme de que haya gente que me lea y quiera leerme. Por lo demás, espero no decepcionar a mi público, sea solitario, nulo, escaso o numeroso. Yo mismo soy el más exigente conmigo mismo. Y aún quedan muchas entradas y muchos temas de historia, literatura, música, actualidad o sensaciones. Me queda acero para rato, lo siento.
(Añadido unos días después): Soy un incordio, desde luego. Vuelvo al nombre más duradero y apropiado. ¿La razón? Bueno, bien es cierto que no escribo para nadie, pero también es verdad que me puede importar lo que digan algunas personas. Si son personas interesadas por mi blog y con "voz y voto", qué menos que ser agradecido (es de bien nacido) y responder afirmativamente a sus sugerencias. Así que vuelvo al "Ancha es Castilla" de tantos significados. Por otra parte, aun gustándome "A diestra y siniestra", tiene una evocación, por una parte, más ofensiva y que no pega del todo conmigo. A veces es mejor dejar las cosas como están. Y yo, como buen conservador, lo aplico. Así que nada. Muchas gracias de nuevo y mil disculpas.


- Un programa de T.V. que no hace daño a nadie: Nunca he sido un gran fan de Antena 3. Exceptuando la visión casi diaria de Los Simpson desde hace 13 o 14 años, en ocasiones las noticias y alguna serie de producción nacional, no me he inclinado demasiado por la cadena del Grupo Planeta. Tenía puntos fuertes, pero también programas aberrantes y películas penosas tipo Turbulence 2: Miedo a volar. Últimamente, aunque sigan manteniendo sus películas de intrigas, infidelidades, asesinatos y catástrofes, y especiales de vídeos caseros de hace 25 años muy vistos, han suprimido los programas del corazón y otros, representativos de esa España vergonzosa, la del Diario. Cancelando DEC, por ejemplo, la 3 se distanciaba un tanto de su cadena rival en tales lides, Telecinco. Se alejaba de ese modo de hacer televisión ventajista y cainita, dispuesto a hacer hogueras de árboles caídos y sacar provecho de desgracias ajenas, vendiendo pura escatología y practicando la coprofilia. Una cadena, la de Vasile, muy propensa a dar clases de moralina y dar lecciones de humanidad cuando su autoridad moral es nula (por lo menos para mí). Hace debates sobre la crisis, el paro, los sueldos elevados de los políticos y corruptelas si las hay, cuando ella misma ejerce la cultura del "no esfuerzo" cubriendo de euros a su amplia plantilla de presentadores -y presentadoras- y colaboradores -y colaboradoras- cuyo mayor mérito es haberse acostado (o haber hecho un montaje) con un famoso o un famoso (nótese la diferencia) o haber participado en algún reality de convivencia. De convivencia o en ese programita machista de pornografía light para voyeurs llamado Mujeres y Hombres y viceversa. Es más, incluso paga a personajes directamente implicados en corrupción o robos, o a familiares de imputados por encubrimiento de asesinato. También hace debates , por ejemplo, sobre el tradicionalismo y la xenofobia de la sociedad española cuando una gran mayoría de ellos no aceptaría tener una familia de inmigrantes como vecinos o no querría que su hija saliese con un marroquí. Y alardea de progresismo, liberalidad e incluso feminismo cuando en la inmensa mayoría de sus programas las mujeres son considerados objetos, trozos de carne, tetas andantes y parlantes. Y un largo etcétera de contradiciones y bromas de mal gusto. En fin, la televisión que vende entre nuestra gente. Gente culta, inculta, preparada o sin preparar, es igual. Vende. Desde luego, cada uno es libre para ver lo que se le antoje. Me guardaré muy mucho de aconsejar o de dar lecciones a nadie, básicamente porque ni quiero, ni puedo. Hay libertad tanto como para despreciar ese tipo de televisión (como es mi caso) como para respetar que haya gente a quien le guste esa televisión sin escrúpulos.
Bueno, como iba diciendo de Antena 3 y su cambio, Tu cara me suena es toda una agradable novedad. Un programa divertido, entretenido y que no se sirve del cotilleo, el montaje ni las desgracias ajenas. Un grupo de famosos (actores, presentadores, humoristas, cantantes...Julio José Iglesias Preysler) se ha de pasar, gala a gala, por un artista de la música conocido. Sea hombre o mujer, son habituales los pasos de hombre a mujer y al revés. Los participantes cuentan con un jurado implacable (donde desentona la "actriz" Carolina Cerezuela) y el ganador o ganadora de la noche dona el dinero para una causa benéfica. La diversión queda asegurada y muchas actuaciones son extraordinarias, como meritorio es el trabajo del equipo de caracterización. Ver como Rocío Jurado o Bunbury a Francisco, a Angy como Bisbal, a Julio como Tina Turner o a Segura caracterizado como Concha Velasco o Stevie Wonder no tiene precio. Hay muchas risas, aunque a veces resulte difícil conciliar los egos de cantantes de verdad , como el citado Francisco o Toñi Salazar. Destacan participantes como Josema Yuste (aunque dada su veteranía en el humor, resulta complicado tomártelo en serio, ya que ha hecho muchas parodias de cantantes con Martes y 13) , Santiago Segura (sus películas son bastante discutibles, pero a mí siempre me ha caído bien, como persona y como celebridad), la ex-foquera Angy (también sabe cantar y bailar, desde luego) e incluso Silvia Pantoja. Tu cara me suena logra que personajillos como Julio José me caigan bien (por otra parte, el hijo del mítico Julio Iglesias nunca ha hecho daño a nadie) y se lo suele currar, aunque le ayuden mucho sus genes y su inglés de Miami.
Lo dicho: es posible entretener y divertir sin insultar, sin faltar al respeto y sin caer en el morbo y la desgracia ajena, alzando la mediocridad y la cutrez por encima del resto, coronando a hienas como princesas del pueblo. Es posible. Y está arrasando entre la audiencia. Bien por Antena 3.

2.11.11

Miscelánea (IV)

- Si ya de por sí tengo el mejor regalo posible encarnado en una persona, encima esa personita me regala el último de Alatriste, sabedora de mi reverencia hacia ese libro, esa serie y ese autor. Ya avisaba yo hace un mes de su inminente salida (27 de octubre) y desde luego bien pronto lo tuve en mis manos y lo devoré, recién salido del horno, como quien dice. Titulaba yo la entrada "Esperando a Alatriste" . Y el capitán no faltó a su cita. Esta entrega está ambientada totalmente en Italia y no defrauda en absoluto. Misma fatalidad, mismo pesimismo, mismas maneras (cuando Alatriste se toca con dos dedos el mostacho, sabes que tomará alguna decisión difícil o sacará la temeraria), mismas sensaciones inolvidables, mismos personajes eternos, esta vez en situaciones algo diferentes (como Malatesta). Brutal y maravilloso. Ya espero con ansia las próximas entregas, supuestamente "La venganza de Alquézar" y "Misión en París" . En este libro en concreto es de esperar (y disfrutar) que Alatriste conozca a D´Artagnan en ese París de Luis XIII y Richelieu.
Lo dicho, "El puente de los asesinos" otro relato extraordinario en un rato inolvidable. Y todo gracias a ti.


- Soy un pesado, pero insisto por aquí también: estos días son fechas de arraigada tradición en nuestro país, relacionada esta festividad con Todos los Santos, por tanto las visitas a los cementerios donde reposan la mayoría de familiares difuntos se incrementan notablemente. Son días de recuerdo, las más de las veces melancólicos, a veces más alegres. Dejando de lado la certeza de la existencia de tumbas que sólo reciben una visita al año (otras ni eso) en una cultura, la nuestra, cada vez más desnaturalizada y más despegada, ahora hablo de ese pastiche americano (tampoco es original del continente americano, por supuesto. Su origen es celta y fue llevado a los Estados Unidos por los irlandeses) llamado Halloween, cada vez más de moda en nuestro país. Como somos un país sin pulso, sin carácter y sin redaños, absorbemos aspectos ajenos a nuestra cultura, simplemente porque "está de moda" o poco a poco se introduce en nuestro ser, por influencia de películas y series de T.V, fundamentalmente.
Además de que aquí llegue un Halloween algo distinto al estadounidense (aquí en España muchos ni se disfrazan, sólo hacen el gamberro y se ponen ciegos, quizá para meterse en el papel de zombie) insisto una vez más con las incoherencias y contradiciones patrias: aborrecemos y renegamos de EEUU aparentemente, pero luego tenemos que salir ese día, como si fuera una obligación arraigada en nuestra cultura. Esto es una vez más lo apuntado el otro día, de Apple o los donuts: odiamos el modo de vida que vamos haciendo nuestro. Yo lo he dicho más de una vez, admiro los EEUU y me gustan bastantes aspectos suyos, pero de ahí a ir asimilando toda su cultura y costumbres media un trecho bastante grande. Soy español, carajo. Con todo lo malo y bueno que eso conlleva. Pero orgulloso. Y quiero seguir siéndolo hasta el final de todo. Yo desde luego fui al cementerio, para recordar y rendir homenaje y respeto a ciertas personas (y no sólo ese día) y Halloween, aparte de parecerme una horterada, ya me ha pillado bastante mayor como para salir a hacer el canelo. Aunque dudo me gustase, de haberme cogido más pequeño.
Acabaremos celebrando el Día de Acción de Gracias y otras americanadas. Si no, al tiempo.


- Otra de telebasura. ¿Soy pesado, eh?. Cómo no, de la cadena de Vasile. Poco más que añadir, más leña al fuego de la hoguera de estos mercaderes de la mierda y la desgracia ajena. El otro día el programa del carapiña catalán pagó, para que se llenase la bolsa, a la madre de ese siniestro personaje llamado "El Cuco", relacionado con el crimen de Marta del Castillo, y hablase, ampliamente. La familia de la chica protestó, enérgica y evidentemente. La cadena lo justifica "por su interés informativo". Ah, muy bien. Con esa justificación hay barra libre, entonces. En fin, qué puedes esperar de esa misma cadena. En el programa de las mañanas, con esa reina llamada A.R, los mismos alipendes (llámalos co-presentadores, o tertulianos, da igual) hablan de política, economía o sucesos trágicos, y una hora después, de las miserias escatológicas de la Esteban, Chelo García Cortés, Bárbara Rey, El Dioni o Escassi. Qué puto asco. Haría falta una nueva Inquisición.


- Correr te libera de algo más que sudor. Muy cierto el anuncio de ASICS, ya lo he dicho más de una vez y ya hice una entrada de eso. Y desde luego el paisaje en ocasiones ayuda. No es lo mismo correr por una autovía o una zona de naves industriales, que en el borde del mar, sintiendo la brisa y el viento marino, salpicado tu rostro por gotitas de agua o granillos de arena, mientras - a la ida, en mi caso- tienes al fondo el airoso y sereno cabo de Gata (a veces nítido, otras veces neblinoso) y al volver -a la vuelta, siempre en mi caso- la ciudad con la Alcazaba iluminada encima y sobre ella, la mole oscura de la sierra de Gádor, acogiendo al sol (si aún es de día. Me encanta correr de noche), despidiéndose. 80 minutos de sudor, felicidad, superación y goce insuperable.


- Tengo el corazón contento y lleno de alegría.