3.2.11

Las aguas vuelven a su cauce

Pues sí, eso parece.

Después de una tormenta causada por varios factores y de una duración más de 45 días que estuvo a punto de mandar todo al garete, casi arrasando con lo construido en cinco años (en realidad son más de cinco ya), las labores de los habitantes y su cooperación han dado resultado, la normalidad se ha impuesto y de nuevo es posible la esperanza y el optimismo en la aldea. Poco a poco. Tampoco conviene lanzar las campanas al vuelo, así que tiempo al tiempo, con tranquilidad.

Y es que hace falta muchísimo más que esta tormenta para derribar lo que digo. Tanto que igual los elementos desisten en su empeño.

Y nada más.



Ah, y para toda esa gente que me sigue, para mi asombro, (Muchísimas gracias, siempre) pronto espero volver a hacer una entrada de historia, o de opinión, o de cultura, o de todo junto. Como por ejemplo, qué siento yo al escuchar "En er mundo", un simple pasodoble, pero en el que yo veo mucho significado, y no es moco de pavo. O de alguna españolada olvidada, como la expedición de Coronado o la exploración del Amazonas. Porque si lo hago de los pinganillos o de alguna movida de la casta política, puede que me encabrone y llame a V de Vendetta y dinamitemos el Senado...

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