21.12.10

Aviso

Cerrado por Navidades.

Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo y todo eso.

En 2011 más.

16.12.10

Otra de citas

"Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da." Miguel de Unamuno, siempre sabio.


"¡Dios
me libre de enemistades de amigos!" . Lope de Vega, el Broncas.


"La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos transcurre amenamente." Erasmus de Rotterdam, el Conversador.


"Mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos." José de San Martín, el Libertador del Cono Sur.


"Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo." Ben Franklin, el Pararrayos.


"Un amigo es un regalo que nos hacemos"
Robert Louis Stevenson, el Pirata.


"Un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo; un amigo es ambos". Ben Franklin, el Pararrayos. (Sí, otra vez.)


"No tiene ningún amigo el que tiene demasiados amigos." Aristóteles, el Académico.

Cursiva
"No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad." Platón, el Platónico.


"No necesito amigos que cambian cuando yo cambio, y asienten cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor."
Plutarco, el Sincero.


"Un amigo hace sufrir tanto como un enemigo".
Proverbio árabe.



(Gracias a Wikiquote por su inestimable ayuda cuando no hay ideas o inspiración y te sacan del brete. Ah,menos la última cita , que corresponde al inicio del capítulo 1 de "La Sombra del Ciprés es Alargada")

12.12.10

El caballero de la mano en el pecho



Una de las obras de arte que más me gustan, sin duda. Entre las favoritas. El caballero de la mano en el pecho, de ese extraño genio llamado Domenikos Theotokópoulos (a.k.a. "El Greco").

"El Greco" (1541-1614) fue un griego de Candía que llegó a los 36 años a Toledo, la imperial Toledo de entonces, y allí vivió y trabajó hasta su muerte a los 73. Se puede considerar pues, con toda justicia, naturalizado español. No voy a hablar aquí de su vida y de su peculiar y admirable obra. Sólo voy a centrarme en este inmortal retrato.

Dicho lienzo no tiene fecha concreta de ejecución, aunque se suele ubicar entre 1577 y 1584, al poco de llegar a Toledo pues y antes de que sus obras evolucionasen hacia las figuras estiradas, expresivas y translúcidas.

Poco me importa que el retratado pueda ser Juan de Silva, notario mayor de Toledo, o, según algunos fantasiosos, el propio Cervantes, ya que el personaje no muestra el brazo izquierdo. Eso es lo que menos importa. Para mí, es mucho mejor así, que no tenga identidad. Es un caballero cualquiera, un caballero español. Claro que no es difícil imaginarse, por ejemplo, al hidalgo empobrecido de el Lazarillo.

Un hombre, de ralo y escaso cabello negro, piel pálida y cuidada barba, observa al frente, como si fuera al espectador, con expresión triste y melancólica pero a la vez digna. Dignidad que se manifiesta por la postura de la mano, extendida sobre el pecho (la Fe del caballero), por lo que se puede deducir que está realizando un juramento. Vestido totalmente de terciopelo negro, como se estilaba en la Corte por la época, las únicas notas de color son el blanco del puño y de la golilla y los dos puntos de dorado que son el medallón con cadena medio oculto y la soberbia espada (Estoque toledano que dijo Manuel Machado).

La gravedad y dignidad del personaje es palpable en este serio retrato. Lo que yo veo es a un caballero, que bien puede ser un hidalgo con más títulos que monedas, pero un caballero al fin y al cabo. Para mí simboliza perfectamente, y retrata, esa Castilla, esa Monarquía Hispánica felipista, Austria, enorme en su poderío y magnificiencia, pero a la cual se le empezaban ya a notar las costuras. Esa Castilla de hidalgos, privilegios, prebendas, obispos, monjes, pobres y tullidos, marginados y magnificados. Recordemos que el retrato se fecha entre 1577 y 1584. Aún están a medio apagar las mechas de los cañoñes que retumbaron en Lepanto. Felipe II se va a anexionar Portugal. Francia languidece en conflictos religiosos. Inglaterra no es aún poderosa (o eso parecía) y la Mar Océana habla castellano. Sin embargo, ya se han declarado dos bancarrotas, comienza a escasear el oro de las Indias y los rebeldes flamencos pronto van a estallar. Como la traición de Antonio Pérez. Pero bueno.

El Siglo de Oro español. En concreto, el reinado del segundo Felipe. La época de lo dorado y de la apariencia, de lo honorable y lo deshonroso, del derrotar a todo ejército que se ponga por delante y a la vez perder galeones y galeones a manos de corsarios. De construir El Escorial y de languidecer Toledo, Segovia o Córdoba. Ciudades bulliciosas y llenas de vida, pero vida lujosa y lujuriosa compartiendo espacio con vida de nadies . El Madrid de los Austrias. Teresa de Jesús. Sánchez Coello, Juan de Herrera. Batalla de Terceira. Gembloux. Asedio de Cádiz. El drama de don Carlos. Mi héroe Juan de Austria. La rebelión de las Alpujarras. Escobedo y Pérez. Y Felipe en su despacho, entre papeles y papeles, dirigiendo el mundo...

Este retrato bien puede condensar todo eso. Sobriedad, austeridad, un punto de lujo y de dignidad. Y de melancolía. Esa España que se sabía orgullosa y se creía honorable, desde Filipinas a Flandes, desde Nápoles a México. Pero un gigante con pies de barro; que estaba dispuesto a morir con las botas puestas y a vender cara su derrota, como efectivamente ocurrió.

3.12.10

A mi amiga, que se lo merece

Es una persona especial, sin duda. Y una buena amistad , también.

Y pasa una cosa que no me pasa con todo el mundo.

Sin embargo, es así.
Y la tengo siempre. Siempre. Es que siempre está ahí.
Lo que pasa exactamente es que ves pasar días o semanas y a lo mejor no sabes nada de ella o de su vida. Eso no quiere decir que no haya preocupación mutua, y que no la eche de menos. El caso es que nos volvemos a ver o a hablar (este año obviamente y por desgracia es más hablar
que ver) y todo sigue como si no hubiera pasado tiempo desde la última vez. Como si se hubiera detenido el tiempo en alguno de esos momentos cómplices o en nuestras quedadas. No hay distanciamiento, y la confianza y el hábito siguen intactos. Es curioso, ¿no?. No sé si le pasará a ella del mismo grado que a mí, pero es descolgar el móvil y parece que hubiéramos hablado hace cinco minutos, aunque de verdad haya pasado mucho más tiempo.

Curioso también es el cómo me siento cuando las cosas no van bien y hemos discutido. Esa persona sabe muy bien que nada me disgusta más que discutir con ella. Una de las cosas que pueden hacer que me hunda de verdad es perder una amistad. Y la alegría y la tranquilidad que experimento con la reconciliación es indescriptible. Por otra parte también sé que nunca nos hemos enfadado (no podemos, me parece) tan fuertemente como para mandar todo al garete. Hay demasiado compartido y mucho corrido como para que pase eso, creo.

Y sé que no hay nada más. No necesitamos que haya nada más. Nuestra amistad es así y no debe modificarse ni romperse (Ni lo deseo). Hay que dejarlo tal y como está. Así.


Es difícil de explicar la capacidad que tiene mi amiga (porque es mi amiga, no sé si os habéis dado cuenta) de hacerme reaccionar, de exponerme sus puntos de vista, de serme sincera con todas las de la ley. Ella sabe que eso me gusta mucho. Y cómo se preocupa para que no esté mal y me tome la vida de otra manera. Como ya dije en otra ocasión, es inexplicable también que, con todas mis imbecilidades, neuras y enfados, y con todos mis defectos, me perdone y quiera seguir siendo mi amiga . Seguramente me debería de haber mandado más de una vez al carajo, de verdad. Pero ella es así. Y tiene conmigo los más inolvidables detalles, como invitarme a la boda de su hermana y mil cosas más, de las cuales en ocasiones no las agradezco como debo.

Ella sabe además toda la estima y aprecio que le tengo y que ella me demuestra a mí, que es muy grande, y que en muy pocas ocasiones es una de cal y otra de arena. Pero sigue siendo mi buena amiga y eso me importa más que las otras cosas, que no son nada. Yo sé muy bien en qué grado me valora y punto. Fuera malentendidos.

Mi amiga sincera y leal, siempre. Ése es el mayor regalo que me puede ofrecer.El más valioso. El que quiero. Y el que me hace más feliz en relación a ella.


Eres única.