20.10.10

Cuando no hay sueño

Cuando las luces se han apagado, el silencio se impone entre las paredes y la vida cesa en la casa, es mi momento de reflexión para conmigo. Mis reflexiones in tenebris, tumbado boca arriba y con la única compañía de mi respiración (o también de las aspas del ventilador si es verano, que en las noches toledanas ebrio de calor se me antojan guadañas) como último ritual antes de descansar el cuerpo y la mente. Especialmente la mente.

Así, cavilo con la vista mirando a la nada, a la oscuridad que en ocasiones no es tremenda oscuridad ya que se pueden llegar a ver imágenes de nuestra mente con cierta nitidez. O figuras más borrosas y menos reconocibles. Cosas de las tinieblas, ya que no somos gatos, o de la fase REM. O cosas de comerse mucho la cabeza.

Suele ser un repaso al día, o a algo en concreto del día, y en ocasiones se convierte en una remembranza de hechos pasados o acontecimientos vividos. Tanto buenos como malos. No hace falta decir que éstos, y más viniendo de una persona como yo, son los que me entretienen por más tiempo.

¿Dónde estoy, cómo estoy, y a dónde voy? ¿He empleado bien los últimos cinco años? ¿Soy tan solitario en ocasiones? ¿He madurado algo? ¿Puedo importarle tanto realmente a alguien? ¿Y enamorar? ¿Qué merezco? ¿Soy frío? ¿Este mundo es para mí?¿Qué voy a ser?...Pasado, presente y futuro...especialmente melancólico de hechos pasados. Cierro los ojos.

Rememoro el pasado con frecuencia. Eso no significa que considere al presente como algo abominable y una época desgraciada en comparación con el feliz pasado. Simplemente no me gusta olvidar lo pasado. Épocas buenas he tenido siempre, antes y ahora. Flashbacks cruzan mi mente en una rápida sucesión...Cuántas veces he deseado poder volver a tal o cual momento, para experimentarlo felizmente de nuevo, o para actuar de otro modo... Salen a la luz personas que han pasado por mi vida de 25 años y que ya no van a volver o difícilmente lo harán. Personas a las que echo de menos, unas siguen estando cerca, otras no. Personas a las que quiero y necesito. Abro los ojos. Sombras y completa oscuridad. Respiración.

Entre los crujidos del colchón y el fino tacto de la sábana, mirando a la nada, se me vienen a la cabeza los pensamientos, en ocasiones se repiten incesantemente. Como lo que pudo ser y no fue. ¿Realmente fue así, memo? ¿Merece que te comas tanto la cabeza? ¿No pudo ser que jugara cruelmente contigo y nunca hubo tal posibilidad? No sé, ¿qué hubiera pasado si...?... Imbécil, duérmete ya y no caviles más. O si hubiera tenido más cabeza y me hubiera dado cuenta antes. Nada de lo de ahora hace dos años hubiera pasado; pues no sé, la vida es a veces muy perra. Pero sin duda no hubieras tenido tantas papeletas. O ¿qué voy a hacer con mi vida? ¿Ni puta idea, verdad? Qué, ¿te gustaría irte fuera, a Alemania o Escocia, verdad? Céntrate y aprende idiomas y trabaja antes, tolili. Búscate un trabajo primero. O ya, lo último de lo último...dejarlo todo y “retirarme” a los 30 y pico a una zona despoblada y aislada, con la única compañía de poca gente, viejas piedras, árboles, rocas abismales y frío continental. Uno o dos perros y libros. Muchos libros. Un pequeño remanso de paz, para mí. (hablo por supuesto de Albarracín) ...cosas así. Yo soy así.


Sólo cuando la vista cansada me obliga a ir plegando las pestañas, mirando ahora de verdad a la nada y al vacío, me siento con fuerzas para abandonarme a la causa del sueño, cuando sé de verdad que ya los pensamientos, remordimientos, anhelos y esperanzas no me atacarán más, al menos por esa noche. Hasta mañana.



No hay comentarios:

Publicar un comentario