4.7.10

Alemania






No tenia pensado escribir en este ¿blog? entradas futboleras, pero supongo que las circunstancias hacen cambiar. Desde luego ya de pocas cosas me faltan por publicar en este rincón olvidado. (Olvidado no del todo, ya que al menos hay una persona bastante próxima a mí que lee estas farragosas letras...tú lo sabes...muchas gracias...me basta contigo, no preciso más seguidores).

Bueno. España acaba de ganar a Paraguay, con más potra que gloria, ya que si no llega a ser por el acierto de Casillas (o el desacierto de Cardozo) en el penalti, ahora mismo la Selección estaría haciendo las maletas rumbo Madrid. España ha jugado fatal y ha pendido todo de un fino hilo. Claro que, como ya han apuntado por ahí, la Furia puede que empiece a mutar a "Equipo Grande" por fin, es decir, de ganar y pasar cuando no se juega bien, se pone todo en contra y se tiene mucha suerte, lo que siempre hemos envidiado de Italia, Alemania o Brasil. No sé. El caso es que vamos a ver unas semifinales por primera vez, por fin. Mucha alegría.

El caso es que el miércoles en Durban espera Alemania. La disciplinada, práctica y letal Alemania. Tres Mundiales (1954, 1974 y 1990) y tres Eurocopas (1972, 1980 y 1996)la contemplan, sin olvidar las tres veces que han sido terceros en el Mundial y las siete finales que han disputado. Vamos, que Alemania suele pasar sí o sí.
Aparte de que siempre me ha gustado Alemania como país, también me ha gustado más o menos siempre como equipo en el fútbol. Digo más o menos porque cuando era pequeño me gustaban poco, hablo de 1992, 1994, 1996, 2000, etc...luego me fui alejando de los marrulleros italianos, los malabaristas y prepotentes brasileños, los fanfarrones ingleses o los chulescos argentinos y con el paso de los años mi germanofilia me ha ido acercando a lo atractivo de esta selección auténticamente legendaria.

En fútbol, Alemania no se comió un rosco hasta 1954, en el gran Mundial de Suiza. Curiosamente , cuando el país estaba devastado por la guerra y empezaba a despegar lentamente, aun cuando era la parte occidentalizada, la RFA, la que se levantaba (y de hecho el equipo que ganó ese mundial y los de 1974 y 1990), y no la triste RDA. La selección alemana como digo sólo contaba con un pequeño precedente, el tercer puesto del Mundial de Italia en 1934, pero fue bajo circunstancias un tanto especiales, con Alemania ya gobernada por Hitler y Mussolini en el palco haciendo ganar a Italia en la final frente a Checoslovaquia. Así que fue en 1954 cuando se empezaba a ganar esa leyenda de equipo disciplinado, práctico, duro e inflexible, que ganaba sí o sí.


En ese extraordinario Mundial de Suiza se promediaron más de cinco goles por partido, y todo parecía dispuesto para que lograra la Copa la Selección Húngara, el "Equipo de Oro" de Ferenc Puskas, Sandor Kocsis, Grosics o Czibor. Una máquina de hacer fútbol imparable que le metió 8 goles a los alemanes en la primera fase, y que enamoró al mundo en sepia de la posguerra. Claro que la final fue otra cosa y en el llamado "Milagro de Berna" el oficio de Fritz Walter y los goles de Rahn se impusieron a los "Mágicos Magiares". Comenzaba Alemania a renacer.


Siendo cuartos en 1958, en 1966 llegaron a la final frente a la anfitriona Inglaterra y claro, conociendo como se las gastan los anglosajones, perdió Alemania en Wembley con un más que dudoso gol de Hurst, lo que ha servido a muchos periodistas para "justificar" la cagada arbitral del otro día en favor de los teutones. El caso es que no fue campeón un equipo en el que ya despuntaba Beckenbauer, pero sí lo fue en 1974 en su casa, frente a la "Naranja Mecánica" de Cruyff. Otra vez el rodillo alemán. No era a veces un espectáculo, pero avanzaban inexorablemente, siempre adelante. Con los goles de Muller.

Campeones de Europa en 1972 y 1980, y subcampeones del Mundo en 1982 y 1986, lograron la Copa de nuevo en 1990, cuando Lineker acuñó la famosa frase de fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania.

La reunificación del país pareció sumirles en un cierto letargo, pese a que lograron la Eurocopa de 1996. Es en los últimos 8 años cuando ha resurgido con renovadas fuerzas, y cuando vuelve a dar miedo de verdad. Es una Alemania nueva porque, aparte de estar formado por varios jugadores hijos de inmigrantes (turcos, tunecinos, polacos, africanos, bosnios...) plantea otro modo de jugar al fútbol, distinto al practicado siempre por la Mannschaft, tocando mucho más la pelota y jugando más vistosamente, como ya se vio en el Mundial 2006. Es la Alemania de Mesut Ozil, Sami Khedira, Toni Kroos, Lukas Podolski o Boateng. Con otros jóvenes pero más veteranos como Schweinsteiger, Lahm, Friedrich, Mario Gomez, Mertesacker o Klose (ya con 32 años). Dan miedo. Dan miedo y honestamente no creo que España gane ese partido, pese a los bocazas de periodistas y gente en general, ya que esta Alemania no es la de la Eurocopa. Ojalá me equivoque.




Alemania. Repleta de nombres legendarios. Artilleros implacables como Gerd Torpedo Muller (con 68 goles en 62 partidos, que se dice pronto), Jurgen Klinsmann, Oliver Bierhoff, Karl Heinz Rummenigge o el actual Miroslav Klose, que ya lleva 52 en 100. Defensas fuertes y firmes, en unos casos finos y elegantes como Franz Beckenbauer, en otros recios y duros como Jurgen Koller, Berti Vogts, Guido Buchwald, Andreas Brehme o Paul Breitner. Porterazos como Sepp Maier, Oliver Kahn o Andreas Kopke. Centrocampistas totales como Fritz Walter, Thomas Hassler, Stefan Effenberg, Andreas Moller o Lothar Matthaus. Alemania. Alemania no es Paraguay, Chile o Portugal.

Eso es lo que nos espera el miércoles en Durban. Que Dios nos pille confesados.

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