30.5.10

Spaguetti Westerns








Acabo de venir de Almería. He estado poco tiempo pero lo suficiente para recordar (de nuevo) que ésa es mi auténtica tierra, "la tierra de mis padres" como dice el himno de Gales, Almería.... mi ciudad y mi tierra natal. Tan poco tiempo no me ha impedido sin embargo volver a evocar en mi mente el tema del "Spaguetti Western", algo que nunca olvido pero que sin embargo parece que al volver para allá resuena más en mi cabeza.

El "Spaguetti Western" fue el nombre que le dieron al western europeo, es decir, cuando el "western", propiamente, un género de cine típicamente estadounidense dio el salto (del Oceáno Atlántico) hacia Europa a comienzos de los años 60. y dejó de ser un género sólo estadounidense.

En España (y en el resto del mundo) el "Spaghetti Western" (o Spaguetti, o como diablos se escriba) tiene un nombre que alcanza la categoría de Dios: el italiano Sergio Leone (1929-1990)





que rodó cinco de sus nueve películas en Almería, dándole a esta provincia un lustre que hacía mucho que no tenía; si bien ese interés se debió a que rodar en la pedregosa Almería resultaba más barato que hacerlo en Arizona, Utah o Texas, lo cierto es que el práctico y perfeccionista Leone volvió a colocar en el mapa a Almería (por eso no me extraña la iniciativa que ha surgido ahora en mi tierra para ponerle una calle al transalpino, y a Clint Eastwood...aunque considero que Leone se la merece mucho más) sacándola del anonimato imperativo del franquismo y de la crisis aún lacerante de la filoxera de la uva y del agotamiento de las canteras de plomo..que antaño dieron fama a esta olvidada provincia.

Así vuelve Almería al estrellato. Aunque fuese camuflándose del México de Santa Anna o de la Texas secesionista de la Guerra Civil Americana de 1861-1865. Algo es. No pueden decir eso provincias como Ciudad Real, Huelva, Zamora o Badajoz, unas cuantas provincias que resumen el olvido durante años y años y que han alcanzado otro "status" al cabo de 40 años y por sus propios medios.

Para mí los "Spaguetti Westerns" (o "películas de Almería", películas del Oeste como se llaman en mi casa) tienen un significado especial; ya que la persona quien me inculcó el gusto y la aficción por estas pelis fue mi padre, que vivió los rodajes de estas producciones casi en primera persona, conoció (y conoce) a muchos especialistas que rodaban escenas de acción y a otros secundarios,(ahora firmes candidatos a alcóhólicos o carrozas de algún bar del Zapillo o de la calle Trajano, pero qué le vamos a hacer) y ya me dijo desde pequeño lo "chulas" que estaban estas pelis. Si hay algo que le debo a mi padre, aparte de otras cosas, es el gusto por estos westerns polvorientos y trágicos.

Y es que el "Spaguetti Western" (me sale decirlo sin "h", lo siento wikipedia) es para mí uno de los géneros cinematográficos favoritos. Yo creo que puedo decir, que en el cine, lo que más me gusta es el drama histórico, el fantástico, un poco la comedia (ya sea absurda o elaborada) y el western, pero más el "spaguetti western" que el western propiamente dicho, de rubios vaqueros y limpias camisas.

Este "Spaguetti Western" surgió a mediados de los 60, cuando a Sergio Leone, un director italiano con escaso éxito, se le ocurrió venir a rodar a España (ya que resultaba más barato que rodar en EEUU) películas llamadas "del Oeste"...un género que empezaba a estar algo devaluado tras su esplendor en los años cuarenta y sobre todo en los cincuenta (la época de John Wayne y John Ford) y un poco de los sesenta. Leone revitalizó el género, provocando que Peckinpah rodara sus filmes crepusculares y que la agonía del "western" se prolongara un tanto.

Pero Leone rodó y fabricó sus películas de otro modo. No eran al modo clásico desde 1929 o 1930 (con vaqueros blancos y rubísimos, indios malos y paisajes típicamente americanos, con Wayne o Douglas) y que alcanzó su esplendor en los años cincuenta...no.








Ahora los westerns que mostraba Leone eran westerns más duros, más adultos. Personajes atormentados y escasamente caritativos, con abundancia de malos frente a buenos. Estas películas se caracterizan sobre todo por escenarios pedregosos y desérticos, vacíos...con personajes con frecuencia mestizos (actuando de mexicanos) que suelen ser vengativos, marcados por alguna acción y/ o encaminados hacia una venganza inexorable. Tipos con pelo negro y sucio, barba sin afeitar, mirada dura y rostro polvoriento. Todo ello aderezado con un escaso diálogo, una acción fulgurante y definitiva y una maravillosa música de Ennio Morricone (para mí un 50% del éxito de estos westerns), trágica, certera y hermosa a la vez. Sólo digo "Jill´s America", "Quasi Morto", "Death of a Soldier", o sobre todo la "Resa dei Conti" (Por un puñado de dólares, 1964) o "Man with the Armonica" (Hasta que llegó su hora, 1968) por no hablar del "Ecstasy of Gold" de El bueno, el feo y el malo (1966) Impecable, inolvidable e impresionante. Imperecederas.

Quedaba inaugurado el género del "spaguetti western" aunque como ya digo el mérito se debía más a Sergio Leone que otra cosa. Un género que alcanzó gran renombre en su época, luego entró en el olvido y posteriormente otros directores se han encargado de rescatarla del olvido, como es el caso de Quentin Tarantino, Robert Rodriguez o Andrew Dominik, con más o menos fortuna.







El "spaguetti western" se puede describir fácilmente. Al menos como cuando lo hacía Leone. Paisajes yermos y áridos, casas blancas y ventas que simulaban ser mexicanas (cuando en realidad eran almerienses) , viento, polvo y sol candente....y una galería de personajes fácilmente identificables.

Personajes que suelen ser muy peculiares. Atormentados, marcados, poco habladores pero implacables en el disparo, ya sea con revólver o rifle. Ya se llamen Indio, Rubio, Tuco, Ramón Rojo,Manco, Frank, Armónica o Cheyenne...ya los nombres de los actores sean Clint Eastwood, Gian María Volonté, Jason Robards, Eli Wallach, Charles Bronson o Henry Fonda... personajes míticos e inolvidables. Sudorosos, con unas gotas palpables en pantalla, de barba rala, mirada certera y compasión nula.






Porque suelen estar marcados por una afrenta personal, y son personas atormentadas que buscan su consuelo ya sea en el robo de un banco, en el asesinato de un pistolero o en el establecimiento de una línea ferroviaria. Nada de un vaquero perfecto y bueno que cuida de las vacas en Idaho.

Y no me puedo olvidar de la música. Como he dicho antes, parte fundamental (para mí, la mitad del éxito de estos westerns) de estas películas. Si hablamos de las de Sergio Leone (aunque compuso luego las de muchos spaguetti westerns) , como "Por un puñado de dólares" (1964) "La muerte tenía un precio" (1965) "El bueno, el feo y el malo" (1966) "Hasta que llegó su hora" (1968) o la inferior "Agáchate maldito" (1971), es imposible no mencionar a Ennio Morricone, romano como él, aún vivo y, para mí, el mejor compositor de la historia de las películas.




La música de Morricone es parte indisoluble de estas películas...pese a que Ennio realizó después partituras para, por ejemplo, "Sacco y Vanzetti" (1972), "Novecento" (1976) , "Érase una vez en América" (1984), "La Misión" (1986, tal vez su obra maestra) o "Los Intocables de Eliot Ness" (1987), es innegable que su fama se la debe a la composición de estas melodías inolvidables, caracterizadas por los silbidos, los cánticos indios, los rasgueos de guitarra y los trompetazos "mexicanos" (tengo que decir que he intentado subir al blog vídeos y vídeos musicales de las escenas de duelo y de las bandas sonoras de Morricone, pero me es imposible, así que os las habréis de buscar vosotros) además de las melodías implacables, que conformar una música hermosa y trágica, punzante, inolvidable e imperecedera. Música sin la cual, pese a la dureza de las imágenes, y a lo certeras que son, serían mucho menos o nada sin las melodías de Morricone.






Así, es inconcebible una escena de Leone, con un Volonté o un Eastwood, o un Van Cleef, callado como una tumba, mirando fijamente al adversario, esperando desenfundar certeramente su revólver, mientras, de fondo suenan los acordes de alguna melodía inolvidable de Morricone. Insuperable, para mí. Observar un implacable duelo al sol, en el terruño de Almería/México-Texas mientras escuchas la "Resa dei Conti" (inquietante y hermosa, basada en la Tocata y Fuga de Bach) "Per un pugno de dollari" (el tema de "las trompetas", cuando aparecen en escena los hermanos Rojo) o "L´estasi dell´oro (Ecstasy of Gold, maravillosa...)o los sonidos metálicos de "Hasta que llegó su hora", para mí, es uno de los pocos placeres que nos quedan, en este mundo de mierda. Claro que es cuestión de gustos, pero yo creo eso.




Polvo, calor y viento. Miradas asesinas, violencia y disparos certeros. Traumas callados, asesinos implacables y alguna historia que contar. Ése es el western de Leone. Aderezado con la música de Morricone. ¿Hay algo mejor que los italianos hayan aportado en este siglo XX???



27.5.10

El final del camino

Ayer me gradué. Quién me lo iba a decir, en 2004-2005, o en 2003-2004, cuando era un repetitivo repetidor (redundancia puesta a propósito, ya que repetí dos veces) sin más futuro que la reparación de aires acondicionados o coches (dicho con todo respeto para todos esos trabajadores, y más que nada porque soy tan poco apañado que yo no valgo para eso) y la barra de algún garito del Zig-Zag (los locales que se estilaban entonces, que, como suele pasar, tienen una fama efímera) a la vez que no me sacaba ni el Bachillerato.
Mis 17-18 años fueron bastante malos, en el sentido académico y un poco en el personal. Todas mis buenas notas del colegio y del instituto (hasta que empecé el bachillerato) se fueron al garete cuando pasé los 16, cuando las compañías y la propia disposición personal me fueron transformando, suspendiendo, como se dice en algunos chistes, todo excepto la Educación Física...yo no aprobé mucho más en esos años, desde luego.Aunque todo eso sin salir por la noche, ya que como he dicho muchas veces, yo empecé a salir cuando casi tenía 18 años. Claro que pronto me convertí en un aventajado alumno de la escuela del vaso, para mi desgracia...


Mi último año en Murcia, el de 2004-2005, fue muy positivo en cuanto a amistades y experiencias personales, pero nefasto en el plano académico y por consiguiente (parezco Felipe González) en el futuro laboral. El traslado a Valencia que tantos quebrantos trajo a mi familia (especialmente a mi madre y a mí) fue sin embargo productivo en este plano académico ya que me limpié las que tenía pendientes de primero de bachillerato y aprobé todas las de segundo...e hice la selectividad junto a 6 o 7 más de mi clase...(sí,la verdad es que no triunfó mucho el instituto en ese sentido) Ese año en el instituto de Torrent (donde vivo, o vive mi familia) conocí a cierto profesor de Historia, Luciano Pérez Vilatela, hombre culto y desaprovechado (dando clase a canis que pasan del tema) aunque machacado por una enfermedad del corazón, -lo que acarreaba frecuentes ausencias- que volvió a despertar en mí el amor por la Historia y por lo que representa la Historia (con mayúsculas), a la cual había relegado en esos últimos años murcianos por la consola, el ordenador y las melopeas (que ya empezaban a ser mítico-patéticas, como dije hace poco aquí) del Zig-Zag.
Qué tiempos aquellos, los de mi último año de bachiller, con don Luciano...muchas veces yo solo en clase, dado el pasotismo del resto de la clase (y daba dos asignaturas él, Historia e Historia del Arte) y muchas veces yo interviniendo en clase, recordándome por un solo momento lo mediocre que era y lo bien que podía dárseme la historia...mi tabla de salvación.
Pues bien, llega mayo-junio del 2005, hago la selectividad y no se me ocurre otra cosa que volver a mi adorada Murcia...la ciudad y la tierra donde pasé tantos buenos años, entre 1995 y 2004, y de donde fui arrancado por culpa de una decisión laboral de mi padre...eché de menos mi Murcia todo ese año en Valencia...la Murcia que al principio me costó comprender y gustar, pero que luego acabé enamorado de ella, más que nada por su gente y porque si acabas enamorado de una cosa, te gusta todo...sobre todo ciertas calles, plazas y ambientes de una (por otra parte) irregular y peculiar ciudad...pero ése es otro tema.
Joder cómo me estoy embrollando hoy...será la tensión ya disuelta de la graduación o la resaca (por una vez buena) de la barra libre de hace unas horas...

En fin. Que estamos en verano de 2005 y no se me ocurre otra cosa que volver a Murcia para estudiar, basándome en la manifiesta catalanidad de la Universidad valenciana (latente...a mí me parece ilógico el plegamiento de algunos valencianos al imperialismo catalán) y en mi deseo de volver al denostado Sureste, al cálido, conservador y urbanizado (en la costa) Sureste...pero en donde tan buenos años pasamos, en esa década entrañable...ahí conté con el apoyo de mi querida madre, ida como estaba ya (o empezaba a irse ya) por este innecesario (aunque no del todo negativo) traslado de Murcia a Valencia; aunque ella luego me dijo que esperaba que estuviese sólo un año, y volviese enseguida a la casa...pero luego se ha visto que no, que acabé la carrera...

Ahí le fallé a mi madre. Y a mi familia. Para empezar a mi padre, yéndome enseguida del lado de todos por un traslado que creía innecesario y molesto, por lo bien que estábamos en Murcia y lo nuevo que era todo lo valenciano...ahí les fallé a todos...a mi padre, a mi madre, a mi hermano, dejándoles solos a todos y yéndome dando excusas de catalanidad y de amigos en Murcia...y encima empezando una carrera que se puede hacer en todos lados.

Pero aquí en Murcia empecé. Pasados mis delirios de adolescente y los tiempos malos del Bachillerato, aquí empecé una carrera, un nuevo modo de vida, un sentimiento casi. Y solo. Sin familia.
Tal vez ahí estuvo el fallo, al principio (principio que son casi cuatro cursos)...creo que verte sin nadie que te controle, sin nadie al que rendirle cuentas, sin nadie al que explicarle tus borracheras, es muy negativo porque te anima a seguir más y más...pero que en esos momentos te da una sensación de independencia, de "qué guay es esto" y de "no me quiero ir de aquí, porque estoy solo y hago lo que me da la gana" indescriptible...ésos son mis años de residencia, de borracheras enormes miércoles y jueves y de decadencia...porque estaba relegando a la Historia, mi carrera y mi vida, a un segundo o tercer plano. Tiempos de andaluces, ya que éstos eran mayoría en la residencia, y de fiestas y de despreocupación continua (también es verdad que eran tiempos de primero de carrera, y de segundo, cuando, sobre todo en primero, tienes la sensación del "nada importa, disfruta"y te desfasas sin problema alguno, porque es primero) nada positiva a la larga pero mucho en esos momentos. Qué tiempos.

Pero eso ya lo expuse aquí hace poco. No todo ha sido alcohol en estos cinco años que se han pasado volando; o sí ha sido alcohol en parte, ya que gracias a él conocí a las cuatro (bueno,a una de ellas con poco alcohol, porque no bebe) personas que llevo en mi corazón (cinco, si contamos con alguien fuera de la clase, pero que es novia de uno de mis amigos de la clase...ella sabe quién es) después de estos cinco años que se han pasado volando.

Digo cuatro de la clase, no por decir un número, si no porque realmente son cuatro, y esas personas saben cuáles son (tres tíos y una tía, y no voy a decir nombres, porque esta gente lo sabe quiénes son, y aunque no creo que este blog lo lean más de cinco personas, no considero imprescindible dar nombres...como decía, son tres tíos y una chica de la clase, y otra chica novia de uno de ellos de la clase) y lo saben sobradamente y lo sienten de verdad...ésas son las personas que me llevo dentro después de cinco años inolvidables (y estoy llorando escribiendo esto, porque sé que todo se acaba) y que me han marcado para siempre.

Tres amigos y dos amigas que no quiero perder nunca...cinco personas que tengo en más alta estima y que no quiero olvidar jamás...porque pese a lo que haya dicho Ibáñez en la graduación, estos cinco años han sido de momento los mejores de mi vida...no sé si vendrán mejores, que espero, pero hasta ahora he de decir que este lustro es inolvidable.

Inolvidable por todas las experiencias, no sólo patéticamente alcohólicas, sino también de sincera amistad, de complicidad, de amor pero amor entendido fraternalmente (estoy como una magdalena, echando lágrimas) de saber cuándo es alguien más que un simple amigo o coleguita y cuando no...de confesiones a la luz de una lámpara, o en la oscuridad, o a la vera de un cubata...o en un simple salón...de amistad sincera...o que esperas que sea sincera...pero sí.

5 años dan para mucho, y claro que he conocido a mucha gente...pero yo no le doy el título de "amigo" o "amiga" a cualquiera...para empezar, amigas tengo dos, y amigos, 6 u 7 (por ser políticamente correcto: resumiendo, que tengo unos 8 amigos) He conocido a gente de mi clase que merece la pena, pero también a otra gente que no merece más atención que "qué tal el examen" o "qué cabrón el profesor este" o "cómo llevas el puto examen"...en fin...

5 años en los cuales he conocido de todo, y he visto de todo...no solo festivamente, sino académicamente...ya que he conocido y tratado con algunos buenos profesores que nos han enseñado muchas cosas...Dios...¿porqué pasa volando el tiempo cuando eres feliz?.

Ahora ya todo ha pasado. Pasada la graduación y la fiesta donde falsamente todos se reconcilian con todos, al menos sólo esa noche, te invade una sensación de tristeza, de desasosiego y del "¿qué vendrá?"...aunque combinada con la felicidad de haber acabado una carrera, de las expectativas personales y de toda la gente que has conocido.

Por eso yo en el plano personal, excluyendo el académico, me quedo con esas cinco (porque son cinco exactamente) personas en estos cinco años. Ahora sé que en Murcia no me quedaré y no me importa ir a donde sea, pero a estas cinco personas las llevo conmigo, en el corazón.No estaré solo allá donde vaya. Inolvidables, de verdad. Muchas gracias por apoyarme, ayudarme, comprenderme, consolarme, quererme, alegrarme, recriminarme, enfadarse...es que no hay palabras.

Tampoco me puedo olvidar de mi familia, que tanto ha sufrido...especialmente mi madre...todos saben lo que pasó hace casi dos años y las dificultades que ha padecido ella desde que empecé Historia en aquel 2005...

Gracias a todos. A todos.

El final del camino. El camino. Acaba el camino feliz de la Universidad y empieza el áspero de la vida. Con ellos o sin ellos. Pero hay que recorrerlo.

18.5.10

Otra de españoles



Sí, igual me pongo pesadito contando hazañas de españoles. Pero creo que en un país como el nuestro, tan poco dado a sacar pecho ante heroicidades, grandes victorias o actos no tan honorables pero necesarios, no está de más mostrar de vez en cuando tales hechos.
El Asedio de Castelnuovo en el verano de 1539 es uno de ellos. En su época fue objeto de admiración y amplio reconocimiento, aunque poco a poco fue cayendo en el olvido, como prácticamente en la actualidad. Es lo que tiene la Leyenda Negra.

Castelnuovo hay que situarlo en la coyuntura de los años 30 del siglo XVI. Hablar de estos años es hablar del peligro turco, de Barbarroja, de saqueos, de ataques piratas, de inestabilidad en el mar y en la costa. Si bien en tierra los turcos habían retrocedido un tanto, con la derrota en el asedio de Viena en 1529 (a la cual acudió el César Carlos en plan cruzado) y tras una cierta unión entre protestantes y el Emperador, más que nada para expulsar de Austria y Hungría al enemigo otomano, en el Mediterráneo los turcos seguían mandando, como quien dice. Falta aún mucho para Lepanto y Carlos V estuvo siempre muy puteado por todos en general, aunque ciertamente los que más le hicieran la pascua fueran franceses y otomanos, en algunas ocasiones aliados incluso estos dos.






Barbarroja , o Jeireddin, más correcto Jayr al-Din(1475-1546) era la cabeza visible de estos piratas berberiscos. Nacido en Lesbos, era hijo de, según algunos, un spahi (caballería de élite otomana), según otros, un jenízaro, y de una griega cristiana. Junto con su hermano mayor Aruj (muerto en 1518) había iniciado actividades piratescas en contra del Imperio de Carlos y de los Caballeros de Rodas. Tras unos años de desconcierto por parte del César, el "fichaje" estelar del genovés Andrea Doria (1466-1560) en 1528 supone una ligera ventaja de los imperiales en el mar respecto a franceses y otomanos. En 1535 se conquista Túnez en una de las victorias más importantes del reinado del hijo de Juana la Loca, aunque también se fracasa en sitios como Preveza (Grecia) en 1538.
En esta coyuntura como decía se forma la Santa Liga, llena en sus principios de buenas intenciones, y de sagrada unión entre cristianos en contra del enemigo común, es decir los turcos. Aunque pronto se vería que esta primera Santa Liga no llegaría ni de lejos al éxito de la de Lepanto.
Así, el Imperio de Carlos V, la Serenísima República de Venecia , el Papado (que bien también jodió siempre al César) y Fernando de Austria, hermano del Emperador, formaban pues esta Santa Liga, proponiéndose incluso la conquista de Constantinopla.
Pero ¡ay! el dinero, siempre el dinero...únicamente se reunieron poco más de 130 naves, la mayor parte de ellas italianas (el grueso de las tropas sin embargo era español) y las Cortes castellanas, como tantas otras veces con Carlos, recelaban de sus ambiciosos proyectos imperiales y no lo apoyaron.
Sin embargo, hablar de españoles en esta época era hablar de tercios. De invencibles tercios, los mismos que, apoyados levemente por los venecianos, desembarcaron poco más abajo de Dubrovnik (por entonces Ragusa) y se apoderaron de la plaza de Castelnuovo (hoy Herceg Novi, Montenegro). Los venecianos, siempre los codiciosos venecianos, protestaron envidiosos al ambicionar la fortaleza, ya que la consideraban básica para seguir dominando "su mar", el Adriático. Como Carlos se negó en redondo a cedérsela, los gondoleros montaron el pollo, disolvieron la Liga y se marcharon con sus naves,(muchas gracias, Dux) a las que siguieron las del Papa (a su Santidad también).
Quedaba Castelnuovo únicamente pues con unos 3.000 hombres (unos autores los reducen a 2.500, otros los amplían a 4.500), los del tercio de Nápoles al mando de Andrés de Sarmiento; un puñado de veteranos acostumbrados a la mierda y al barro de la guerra, junto a unos cuantos de caballería ligera y unos pocos artilleros. Si bien inicialmente se contó con la ayuda de las 49 naves de Doria, éste, otro italiano desleal, no tardó en retirarse de la plaza y escurrir el bulto gentilmente.
Por tanto tenemos a estos 3.000 o 4.000 hombres, a los que se les vienen encima unas 130 galeras y 70 galeotas (con 20.000 marinos veteranos dentro)por mar, y unos 30.000 soldados acaudillados por el Ulema de Bosnia, por tierra. Cojonudo. Buen plan.

Lo que parecía una victoria cantada y aplastante de los turcos, sorpresivamente se convirtió en una debacle honrosa (para los españoles, claro, si es que hay honra en la muerte. Pero se entiende que en ocasiones sí puede haberla), ya que pese a la enorme superioridad, los primeros asaltos fueron un fracaso para los otomanos. Y ello pese a que los de Castelnuovo carecían, no ya de armas defensivas realmente eficaces, sino también de alimentos frescos. Los jenízaros se iban estrellando contra los muros y contra el acero de los españoles, y Barbarroja decidió ofrecer una rendición "honrosa" a los asediados. Respuesta de Sarmiento ""que viniesen cuando quisiesen". Ahí lo llevas, turco.
Jayr Al-Din saca entonces la artillería pesada, y los enormes cañones turcos bombardean constantamente la fortaleza en aquel mes de julio de 1539. Pero nanay. De los escombros de los muros surgían los tercios para batirse con los otomanos, impidiendo el acceso a la fortaleza, y eso pese a que iban quedando cada vez menos. 700, 600, 500...Pero no se rendían, desde luego. Sarmiento, cuando se le vió por última vez, iba herido pero bien montado en su caballo, introduciéndose en una turba de jenízaros. Tras varias carnicerías con muchas bajas en ambos bandos, unos 200 españoles que aún quedaban en pie, la mayoría heridos, se rindieron. Después del interminable asedio, del incesante bombardeo, y de 20.000 muertos otomanos. Increíble. Sin palabras.
Con los supervivientes, se hicieron dos cosas: o se ejecutaron allí mismo, como le ocurrió al vasco Machín de Monguía tras soltarle a Barbarroja una bravata típica de los españoles de la época, al ofrecerle el turco la libertad si se enrolaba en su ejército.Fue degollado sobre el espolón de la galera almiranta. Para los que no fueron ejecutados, se les tenía reservados un puesto de lujo como esclavos en Constantinopla. Con todo, no era lo peor, ya que, en 1545 entró en Messina una galeota de la cual desembarcó un grueso en el cual se encontraban 25 supervivientes de Castelnuovo. Con dos cojones. Pero nadie puso una medallita en el pecho de estos desgraciados. Como en general a nadie que se jugase el pescuezo en la época.


¿Ésto para qué se va a recordar? Al fin y al cabo son solo bravuconadas de españoles en tiempos pasados por fortuna muy lejanos, sólo evocados por fachas y melancólicos de la Historia. Eso creen nuestros bienpensantes políticos y pretendidos intelectuales, para los cuales lo que hemos de recordar incesamente de estos siglos es Inquisición, masacres de indios, e intolerancia con otras "nacionalidades" como los catalanes. Nada más lejos de la realidad. La auténtica Leyenda Negra la tenemos dentro de nosotros.

15.5.10

Sensaciones (II)

Una sonrisa.

Una sonrisa acompañada de una mirada cómplice.

Una risa. Una carcajada.

Unas palabras al oído. Una confesión. Un cotilleo.

Una llamada. Dos. Tres.

Tristezas compartidas.

Un mensaje. Cuatro. Seis.

Quedar.

Que te tomen del brazo. Un paseo.

Consideración.

Penas.

Un beso afectuoso. O dos.

Risas. Y más risas.

Un gesto.

Mil paseos. Confidencias.

Otra sonrisa.

Críticas. Unas mejor o más tardíamente aceptadas que otras.

Más palabras al oído.

Querer.

Mirada que reconforta.

Miles de risas compartidas.

Confesiones.

Más llamadas. Más mensajes. Muchos.

Quedar.

Confianza.

Quedar de nuevo.

Saber que está ahí. Y que tú estás ahí.

Risas...

Grandes momentos.

Amistad sincera. Buena amistad sincera.

13.5.10

Sensaciones




Pasear por cubierta, sintiendo la brisa marina, como un Ulises, un Roger de Flor o un Álvaro de Bazán. O más modestamente, un marinero de a bordo, un polizón o un turista de crucero, como es mi caso.

Recorrer el Gran Canal y notar como San Marcos y Venecia te despiden, como a Marco Polo.

Notar que eres una minúscula mota de polvo bajo la bóveda celestial de noche, al igual que ya descubrieron los marinos de la Antigüedad.

Avistar Rodas y su magnífica ciudadela medieval, al modo de Grandes Maestres como Foulkes de Villaret, Roger de Moulins o Juan Fernández de Heredia, u , opuestamente, Solimán el Magnífico, quien conquistó la isla en 1522 tras medio año de asedio.

Gustarte tanto Grecia como al malcriado de Lord Byron, y quedársete grabada en la mente la frase de su bandera : E-lef-the-rì-a i Thà-na-tos ("Libertad o muerte", las 9 sílabas que conforman las barras de su trozo de tela).

Recorrer las muy cuidadas -pese a los desmanes de la Guerra de los Balcanes- callejuelas de la preciosa Dubrovnik, la Perla del Adriático, la vieja y orgullosa Ragusa, república independiente durante tantos siglos.

Agobiarte por las caóticas y atestadas calles de Atenas, ciudad desordenada y llena de coches, donde resiste poco airosamente la antiquísima roca de la Acrópolis.


Dormir en tu camarote mecido por el vaivén del barco, sintiéndote feliz pero a la vez recordando que los marineros de la Antigüedad, de hace 700, 500 o incluso 70 años (o los pescadores actuales) no tenían tales comodidades ni prestaciones.

Adentrarte en la cerrada bahía de la isla de Santorini, recuerdo de la explosión volcánica que supuestamente acabó con la civilización minoica, y recorrer la escarpada isla, deteniéndote en pueblos mágicos como Pyrgos.

Bañarte en el mar griego, ya sea el Jónico o el Egeo, los dos iguales de cristalinos e impolutos.

Pasearte por la desvencijada ciudadela de Corfú, por sus soleadas calles, meterte en una iglesia ortodoxa y darte cuenta de que estás prácticamente en otro mundo.


El fuerte olor a salitre.

Caminar por las blanquísimas calles de Mykonos, la muy turística Mykonos, y saludar al malhumorado pelícano Petros, tras bañarte en su impecable playa en companía de tus amigos.

Pensar en tus cosas con la única compañía del oscuro mar, el luminiscente cielo y el runrún del barco.

Desencanto.

Sentir que todo se acaba.

EL final del viaje. Viaje en un sentido más amplio que el de viaje de estudios. El final de todo.

1.5.10

De catalanes, nacionalistas y pinganillos

Lo último de nuestros honorables politicastros (http://www.publico.es/espana/308658/senado/lenguas/cooficiales?orden=FECHA&pagCom=3) no sorprende, en parte, por lo acostumbrados que estamos ya a escuchar sandeces y a aceptar tropelías. Es triste, pero esto era de esperar. El PP se ha opuesto, aunque tampoco se puede esperar mucho de ellos.
Si ya de por sí es difícil explicar y comprender para qué sirve el Senado, desde luego que con noticias como ésta se va a hacer aún más inexplicable. Debe resultar tragicómica la escena de ver, en un Pleno, a senadores todos españoles hablando en la lengua que a cada uno le salga del golondrino, mientras otros senadores, pinganillo mediante, escuchan atentamente lo que se les arenga en catalán, euskera, gallego,bable, fabla, panocho o calorro. Asco de política.
No se trata aquí de ser más papista que el Papa, y a aceptar lo que sea. Porque una cosa es respetar y promover el uso de lenguas autóctonas o propias de ciertas regiones, cosa que me parece muy respetable y admirable, y otra muy distinta es extender la influencia de estas lenguas a nivel nacional, ya sea en el Senado de Madrid o donde sea. El Senado es un foro de expresión de todos los españoles y debe hablarse en castellano. España no es un estado plurilingüe desde luego, sólo tienen más de una lengua ciertas comunidades autónomas, y la lengua común y oficial es el castellano/español, como bien dice la Constitución. Pero a eso también estamos acostumbrados, que los políticos nacionalistas e independentistas pasen cuando quieran por encima de la Constitución, Constitución que tanto vilipendian (incluso queman públicamente) pese a que es gracias a ella por la que pueden existir agrupándose en partidos y pueden plantear sus teorías libremente. Aunque debemos ser de los pocos países en la que partidos y formaciones que van contra el Estado estén plenamente legalizados.
Esto guarda un poco de relación con lo acontecido últimamente en Cataluña, con la celebración de referéndums no vinculantes en diversas localidades de esta región. Desde luego no soy yo el mayor defensor de los catalanes, como bien sabe la gente que me conoce. No pude evitar reírme cuando me enteré de los nimios resultados de participación en tales consultas, lo que viene a demostrar que lo que dicen Carod, Puigcercós, Herrera, Ridao y últimamente Montilla se lo pasa la gente de a pie por los cullons. Aunque la pela es la pela y desde luego que no se van a "ir", ya que supondría un duro golpe para sus senyeras arcas dejar de chupar del bote de su odiado Estat espanyol. A ver qué iban a hacer sin el dinero de "Madrit". En parte dan ganas de darles la razón y concederles la independencia,(si tal cosa se pudiera realizar) pero sólo para que vieran cuán solos se quedarían; no estaría mal que de nuevo Francia les invadiera. Pero son malos deseos porque el sentir de la mayoría del pueblo catalán no está de acuerdo (aunque unos sean más prácticos que otros ya que reconocen que no se desgajarían por el dinero), pese a que hay mucho boixo noi, con los politicastros de ERC, CiU o Iniciativa, incluso el PP. Por mí se pueden meter sus consultas, su Diada (con su utilización de Rafael Casanova) y su pa amb tomaca por donde les quepa.